Diferentes informes en medios de comunicación estatales turcos así como varias organizaciones pro derechos humanos, como Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW), e incluso la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. han responsabilizado a Bin Salman por el brutal asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, asfixiado y desmembrado el pasado 2 de octubre en el consulado saudí en Estambul (Turquía).
No obstante y a pesar de los muchos indicios existentes, el régimen de los Al Saud y la Administración estadounidense están intentado salvar a Bin Salman. En este sentido, el canciller saudí, Adel al-Yubeir, señaló que el reino árabe no toleraría ningún debate que manchara reputación del príncipe heredero. Es “una línea roja” para nosotros, subrayó.
“En Arabia Saudí, el guardián de las dos mezquitas sagradas y el príncipe heredero son una línea roja. (…) No toleraremos ningún debate, sea cual sea, que denigre a nuestro monarca (Salman bin Abdulaziz Al Saud) o a nuestro príncipe heredero”, sostuvo Al-Yubeir.
En esta misma línea, el ministro de Exteriores saudí rechazó un informe publicado el martes por la agencia británica de noticias Reuters, que citando anónimamente a fuentes cercanas a la corte saudí afirmó que el caso Khashoggi está alimentado el rechazo de los miembros de la casa real saudí a que Bin Salman se convierta en el próximo rey de Arabia Saudí.
En Arabia Saudí, el guardián de las dos mezquitas sagradas y el príncipe heredero son una línea roja. (…) No toleraremos ningún debate, sea cual sea, que denigre a nuestro monarca (Salman bin Abdulaziz Al Saud) o a nuestro príncipe heredero”, declara el canciller saudí, Adel al-Yubeir.
Al-Yubeir prometió que Riad castigará a los “individuos que sean responsables del asesinato de Khashoggi”, e insistió que el príncipe heredero no tiene nada que ver con el crimen y que el asesinato del columnista de The Washington Post fue una “operación incontrolada” de agentes de inteligencia saudíes.
El régimen saudí negó en un principio toda implicación en la desaparición del columnista, pero finalmente y ante las presiones internacionales, rehízo su versión y reconoció que Khashoggi fue “drogado y descuartizado” pero eximió a Bin Salman del asesinato. La Amnistía Internacional restó credibilidad a la pesquisa de la Fiscalía saudí que dio lugar a tal conclusión.
En un comunicado titulado “Junto a Arabia Saudí”, el presidente de EE.UU., Donald Trump, indicó que “el supuesto papel” de Bin Salman en el asesinato del periodista crítico con la monarquía de los Al Saud no afectará “en ningún caso” a las relaciones entre la Casa Blanca y el régimen de Riad.
“EE.UU. pretende seguir siendo un férreo aliado de Arabia Saudí para asegurar los intereses de nuestro país, de Israel y de todos los otros aliados en la región”, recalcó Trump.
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