Berlín ha violado sistemáticamente las directrices de la Unión Europea (UE) al vender armas y equipamiento militar a actores maliciosos en todo el mundo, según un nuevo estudio del Instituto de Investigación de la Paz de Frankfurt (PRIF, por sus siglas en inglés).
“Alemania otorga licencias y exporta armas de guerra y armamentos a países afectados por las guerras y las crisis, a países con violaciones de derechos humanos y a regiones en tensión”, señalaron los investigadores del PRIF.
Según los criterios de la UE, “el receptor de armas debe respetar los derechos humanos y el derecho internacional, así como mantener la paz y la estabilidad en la región”. Sin embargo, el PRIF apunta que desde 1990, Alemania ha llegado a acuerdos en repetidas ocasiones con naciones con un historial flojo en materia de derechos humanos, como Argelia, Egipto e Indonesia, a menudo vendiéndoles hardwares obsoletos de las Fuerzas Armadas germanas, más conocido como Bundeswehr.
El estudio de investigación genera una alarma particular sobre el largo historial de Berlín respecto a suministrar tecnología militar a Turquía y Arabia Saudí. En 2019, más precisamente, los tanques de combate Leopard 2A4 de fabricación alemana se utilizaron en la incursión militar de las fuerzas invasoras turcas en el norte de Siria.
Asimismo, el texto sigue subrayando el hecho de que las armas de fabricación alemana están siendo utilizadas por la llamada coalición, liderada por Riad, en su agresión contra Yemen.
A pesar de los innumerables informes publicados sobre masivas bajas civiles en el terreno, el Gobierno alemán ha aprobado ventas de armas por valor de 1,5 mil millones de euros a Riad desde que comenzó su brutal campaña de bombardeos, conforme recoge el estudio.
El documento resaltó que incluso los aviones de combate Tornado y el Eurofighter Typhoon provistos por el Reino Unido a Arabia Saudí, que llevan a cabo ataques aéreos en ciudades yemeníes, “contienen piezas producidas en Alemania”.
Varios grupos pro derechos humanos, como la oenegé HRW (siglas en inglés del Observatorio de Derechos Humanos) y Amnistía Internacional, han instado durante mucho tiempo a Alemania a que deje de vender armas a Arabia Saudí, mientras que algunos políticos de los partidos de oposición han presionado al Gobierno de la canciller, Angela Merkel, para que detenga la implementación del acuerdo armamentístico con Turquía.
Unas presiones que dieron su resultado cuando Berlín finalmente suspendió las exportaciones de armas a Riad y Ankara en 2018 y 2019, respectivamente. No obstante, la medida no es suficiente, dice el estudio, señalando que “la moratoria en la exportación [de armas] tiene lagunas y es limitada en el tiempo”.
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