Grupos de colonos israelíes enmascarados irrumpieron el miércoles en una mezquita en la aldea palestina de Urif en Nablus, en el norte de la Cisjordania ocupada, arrancaron las páginas de unos ejemplares del libro sagrado de los musulmanes, el Corán, y las arrojaron sobre el suelo; mientras, otro grupo también con máscaras quemó varias aulas de una escuela local e intentó incendiar varias casas, según informaron el viernes los medios locales.
Mediante un comunicado emitido este sábado, la Cancillería del Gobierno de Salvación Nacional de Yemen ha reaccionado a la blasfemia contra el Corán, calificándola como una incitación abierta a los sentimientos de miles de millones de musulmanes en todo el mundo y una medida en el marco de los esfuerzos del régimen sionista para perturbar la situación en los territorios palestinos ocupados.
En este contexto, la Cartera yemení ha enfatizado que la entidad sionista no detendrá su agresión excepto con una respuesta decisiva y la equiparación de fuerza con fuerza. Además, ha responsabilizado a la comunidad internacional de esta nueva agresión por ignorar las atrocidades israelíes, que amenazan la paz y la seguridad internacional.
Ha exigido de nuevo a los Estados árabes que han normalizado los lazos con Israel que respondan a las demandas de su pueblo y vuelvan al camino correcto, ya que, después de la profanación del Corán, no les queda justificación alguna para continuar al lado del régimen sionista.
Asimismo, ha instado a la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que cumplan su responsabilidad de aprobar una resolución que penalice los insultos a las religiones y sus figuras sagradas, y que enjuicie a los autores de difundir el odio religioso.
El texto ha solicitado al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que emita una resolución vinculante criminalizando todas las formas de odio y extremismo y exija la rendición de cuentas de sus perpetradores.
Esta nueva provocación israelí ha conllevado a una ola de protestas tanto dentro como fuera de la Palestina ocupada. Irán, Turquía y Egipto, entre otros países han condenado enérgicamente la reciente profanación del sagrado Corán.
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