“Aconsejamos a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) que no continúe con sus actos que provocan tensión, porque si continúan estos actos provocativos, Yemen se verá obligado a atacar en lo más profundo de su territorio”, ha alertado el miembro del Consejo Político Supremo de Yemen, Muhamad al-Bajiti, acentuando: “Estamos en una situación de guerra”.
En una entrevista concedida a la cadena saudí Al-Arabiya, el alto funcionario se ha referido al acuerdo que existe entre Arabia Saudí y los EAU, según el cual, la monarquía árabe entregará todas las provincias sureñas de Yemen, incluida Shabwa, a Abu Dabi y, a cambio, la parte emiratí recurrirá, como siempre, a la fuerza militar contra las tropas yemeníes.
La provincia yemení de Shabwa se ha convertido en un escenario de feroces enfrentamientos entre los mercenarios respaldados por EAU y los combatientes de los comités populares y el Ejército de Yemen.
Las fuerzas yemeníes informaron el martes que, con un misil tierra-aire de fabricación nacional, derribaron dos aviones no tripulados espías (drones) tipo Wing Loog II de la Fuerza Aérea emiratí.
Unos días antes de la destrucción de los drones, las fuerzas yemeníes avisaron el 3 de enero de la confiscación de un barco emiratí en las aguas del país a lo largo de la ciudad portuaria de Al-Hudayda (oeste), que transportaba armas.
Por su parte, el portavoz del Ejército yemení, el teniente general Yahya Sari, ha declarado esta misma jornada que los combatientes de los comités populares y el Ejército han logrado acabar con más de 515 mercenarios y terroristas de Daesh, respaldados por los EAU, incluidos comandantes de alto rango mientras hiriendo más de 850 resultaron heridos.
El vocero castrense yemení ha asegurado que el pueblo yemení no retrocederá hasta lograr la victoria final contra la alianza de agresores, y liberar todo del territorio yemení de los invasores y sus mercenarios.
La agresión liderada por Arabia Saudí y sus aliados regionales y occidentales no ha logrado ninguno de sus objetivos y solo ha provocado la muerte y desplazamiento de millones de los civiles yemeníes, así como la destrucción de la infraestructura y la propagación de hambruna y enfermedades infecciosas en el país más pobre del mundo árabe.
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