“La guerra en Yemen y las tensiones en Oriente Medio deben detenerse, así que las perspectivas de Estados Unidos y otros países occidentales no tuvieron éxito en la crisis de Yemen”, indicó Muhamad Abdel Salam, en una declaración recogida el miércoles por la cadena yemení Al Masirah.
El responsable yemení viajó el martes a Moscú (la capital de Rusia) por invitación oficial del viceministro ruso de Exteriores, Mijail Bogdanov, a fin de estudiar las vías para zanjar el conflicto de Yemen y evaluar los avances logrados, tras el acuerdo de alto el fuego suscrito el 13 de diciembre de 2018 en Estocolmo (Suecia).
“Discutimos con las autoridades rusas los movimientos internacionales y los pasos de la delegación nacional yemení para completar el acuerdo de Suecia, además de las crisis en la región”, indicó Abdel Salam, además de considerar “positiva” la postura de Rusia a favor de solucionar el conflicto de Yemen.
El vocero de Ansarolá destacó que Arabia Saudí y sus aliados regionales están buscando una estrategia para salir de su guerra mortal en Yemen, dados sus continuos fracasos en el país árabe.
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La guerra en Yemen y las tensiones en Oriente Medio deben detenerse, así que las perspectivas de Estados Unidos y otros países occidentales no tuvieron éxito en la crisis de Yemen”, indicó el portavoz del movimiento popular yemení Ansarolá, Muhamad Abdel Salam.
Abdel Salam, sin embargo, hizo hincapié en que Ansarolá seguirá cumpliendo con sus compromisos respecto el acuerdo de Suecia, pero no aceptará ninguna propuesta en la que no se respete la soberanía e independencia de Yemen.
Además, resaltó que mientras no se haya terminado la agresión saudí a Yemen no estará garantizada la seguridad de la volátil región del Oriente Medio.
Los diálogos de Suecia culminaron en un alto el fuego, que entró en vigor el 18 de diciembre de 2018 en la ciudad yemení de Al-Hudayda, determinante para la llegada al país de ayuda humanitaria e importaciones destinadas a unos 14 millones de personas afectadas por la violenta agresión saudí iniciada en marzo de 2015.
La tregua de Al-Hudayda es considerada, además, un gran triunfo de las fuerzas de Ansarolá, frente a los esfuerzos de Arabia Saudí y su principal aliado, EE.UU., de cercar y tratar de poner de rodillas al pueblo y a los combatientes yemeníes.
Washington fue uno de los países que dio su visto bueno y apoyó con armas la campaña de ataques aéreos saudíes, a pesar de que la operación no cuenta con el aval de Naciones Unidas. Esta guerra ha dejado al menos 91 000 muertos.
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