El Gobierno de Estados Unidos decidió poner fin, desde el próximo 2 de mayo, a las exenciones de las que disponían ocho países para importar libremente petróleo procedente de Irán.
El secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, reiteró que el objetivo de esta decisión es reducir a cero las exportaciones de petróleo de Irán y señaló que seguirá vigente hasta que Teherán cumpla con las demandas de EE.UU.
Al respecto, el presidente Donald Trump aseguró que Arabia Saudí y otros miembros de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) compensarán la diferencia de flujo de petróleo provocada por las sanciones de Washington contra Teherán.
En respuesta, Irán hizo énfasis en que la decisión de EE.UU. carece de valor alguno y aseguró que tomará una decisión apropiada en este sentido.
Por su parte y a través de su cuenta de Twitter, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, expresó el rechazo de su país a las sanciones unilaterales de EE.UU., reiterando que este tipo de medidas no ayudarán a la paz y estabilidad regionales.
Asimismo, China repudió la medida de Washington contra el sector petrolero de Irán, prometiendo defender sus negocios bilaterales con las compañías iraníes.
Ante el veto total al crudo de Irán por parte de EE.UU., los precios del petróleo se dispararon en torno al 3 %.
El barril de Brent, de referencia para Europa, alcanzó incluso los 74 dólares, registrando así su mayor coste desde el 1 de noviembre de 2018.
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