“Nos alegra firmar aquí uno de los contratos más históricos de Renault (…) Esta empresa conjunta hará posible acelerar nuestro crecimiento en este país”, ha dicho hoy lunes el director delegado del sector de Competitividad de la empresa, Thierry Bolloré, a través de un comunicado en el que se señala que el acuerdo ayudará a transferir tecnología a Irán y reforzará la posición de Renault en el país.
El acuerdo alcanzado está valorado en 660 millones de euros y permitirá a Renault abrir una nueva planta de producción en Save (120 km al suroeste de la capital, Teherán) en colaboración con dos empresas locales, la estatal IDRO (siglas inglesas de Organización de Desarrollo y Renovación Industriales) y la privada Negin, que viene importando productos de Renault a Irán.
Según ha anunciado en la firma del acuerdo en Teherán el ministro de Industria, Minas y Comercio del país persa, Mohamad Reza Nematzade, en el plan está también el “establecimiento de un centro de investigación y desarrollo de diseño” automovilístico que se ha añadido en fecha reciente al preacuerdo firmado en septiembre.
Las dos empresas iraníes asociadas crearán en el país unos 3000 empleos y comenzará a producir en 2018. La participación en el proyecto está repartida en un 60 % para la compañía francesa y un 20 % para cada una de las dos locales. El accionista mayoritario adquiere con el acuerdo una red de distribución propia.
La compañía francesa aprovecha así un momento de claro crecimiento en Irán, que planea convertir en su centro de exportación para el suroeste de Asia, tras haber multiplicado sus ventas en el país por dos con 68.365 vehículos en la primera mitad de 2017, según fuentes de la compañía —lo que constituye en torno a un 10 % de cuota de mercado—.
Nos alegra firmar aquí uno de los contratos más históricos de Renault (…) Esta empresa conjunta hará posible acelerar nuestro crecimiento en este país”, ha comunicado en la capital iraní, Teherán, el director delegado de Competitividad de la empresa Renault, Thierry Bolloré.
Renault había comenzado a operar en Irán en 2003, pero paralizó su actividad con el desarrollo de la campaña de intento de asfixia económica al país lanzada tras la declaración de un supuesto “eje del mal” por parte del entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, que culminó con una serie de “sanciones”, supuestamente por el programa de energía nuclear iraní. Renault había sufrido pérdidas del 87 %.
En el país operan además de Renault la también francesa PSA (Peugeot-Citroën), junto a unos treinta productores de vehículos, en gran parte de automóviles chinos y coreanos. Se producen aproximadamente 1.350.000 vehículos anuales, y las autoridades estiman que en 2025 esa cifra habrá alcanzado los 3 millones.
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