Cientos de dolientes y familiares de las víctimas presentes en el acto fúnebre en la ciudad de Gaziantep gritaban consignas antigubernamentales como “(presidente turco, Recep Tayyip) Erdogan asesino”, para criticar al Ejecutivo por no suministrar la seguridad de los ciudadanos turcos.
La masacre fue cometida la noche del sábado por un adolescente de unos 12 o 14 años que "se hizo detonar o al que hicieron detonar" en una calle céntrica de la ciudad (Gaziantep) donde se celebraba la boda, aseguró el domingo ante la prensa el presidente Erdogan, además de indicar que el ataque era “probablemente” obra del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe), aunque la información sigue sin ser confirmada.
La ceremonia del domingo se celebró para enterrar a 12 de las 51 víctimas mortales del atentado, que dejó 94 heridos, 17 de ellos con pronóstico grave. El resto de los cadáveres está siendo investigado por la Policía Criminal para ser identificado.
Erdogan dijo que no le importa de dónde proviene el acto terrorista, pues “como nación, vamos a utilizar toda nuestra fuerza, unidos, hombro con hombro, para luchar contra el terrorismo como lo hicimos el 15 de julio”, en alusión al gran apoyo popular que recibió su gobierno a mediados de julio para frustrar una intentona golpista organizada por una facción del Ejército.
A su vez, el primer ministro turco, Binali Yildirim, condenó enérgicamente el ataque. "Nuestro dolor es grande, pero les aseguro que nuestra unidad derrotará todos estos ataques diabólicos", apostilló.
Durante el último año, Turquía ha sufrido múltiples ataques violentos reivindicados por Daesh y los combatientes del PKK. Uno de los atentados más mortíferos ocurrió el pasado 28 de julio en el aeropuerto Ataturk de Estambul, donde el ataque suicida con bombas se cobró la vida de más de 40 personas e hirió a otras 20.
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