EE.UU. asesinó la madrugada del viernes 3 de enero al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, juntos con varios miembros de la Resistencia, en Bagdad, capital iraquí.
La muerte de Soleimani fue ordenada directamente por el presidente de EE.UU., Donald Trump, lo que ha provocado una ola de condenas y rechazos en diferentes partes del mundo.
Distintas autoridades venezolanas acudieron el martes a la embajada de Irán en Caracas, capital de Venezuela, para solidarizarse con el pueblo iraní por el asesinato de Soleimani. Entre ellas, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, quien tachó la orden de Trump de “cobarde”.
Padrino López destacó que el mártir Soleimani “se desempeñó de forma extraordinaria dentro del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, llegando a convertirse en uno de los más connotados líderes durante los últimos 20 años”. Añadió que “la humildad lo caracterizó siempre”.
Entre las autoridades que firmaron el Libro de Condolencias por Soleimani figuran Jorge Arreaza, ministro venezolano del Poder Popular para Relaciones Exteriores; Gabriela Peña, ministra del Poder Popular de Agricultura Urbana; César Trómpiz, ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria, y Gabriela Jiménez ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología.
Soleimani era, para EE.UU. y sus aliados, “una piedra en el zapato”, por su lucha contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en Irak y Siria. Por esta razón, Washington, como creador de esta banda takfirí ultraviolenta, ordenó eliminar al teniente general, considerado cara de la resistencia contra el imperialismo y el terrorismo.
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