“No nos rendiremos (…) Estados Unidos no puede hacer rendir al pueblo de Turquía, recurriendo al chantaje y la amenaza”, dijo el viernes Yildirim al diario local Posta, al regreso de una visita oficial a Azerbaiyán.
El alto parlamentario turco, no obstante, dijo que aún corre la esperanza de que se alivien las tensiones entre Washington y Ankara, un proceso, cuyos primeros pasos ha de tomar EE.UU., pues Turquía no “es el lado que amenaza de forma obvia”, enfatizó.
Al aludir a la raíz de los tensos lazos entre los dos países, Yildirim volvió a plantear lo que ha provocado la irritación de Turquía: que EE.UU. rechaza extraditar al líder opositor turco, Fethulá Gülen; que ha arrestado a Hakan Atilla, un ejecutivo del banco turco Halkbank y que sigue cooperando con las YPG (Unidades de Protección Popular), a las que Ankara considera como el brazo sirio del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y por lo tanto “terrorista”.
No nos rendiremos (…) Estados Unidos no puede hacer rendir al pueblo de Turquía, recurriendo al chantaje y la amenaza”, dice el presidente del Parlamento de Turquía, Binali Yildirim.
Al respecto, el titular turco lamentó que Washington haya ignorado las alertas turcas y agudizado las tensiones pretextando la detención desde octubre de 2016 del pastor estadounidense Andrew Brunson, acusado en Turquía de terrorismo y espionaje.
En esta línea, el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció su decisión de elevar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio turcos hasta un 50 y un 20 %, respectivamente, ante la negativa de Ankara a liberar a Brunson.
En respuesta a dichas sanciones, Turquía ordenó congelar los bienes de los secretarios estadounidenses de Justicia e Interior de EE.UU., y aumentó los aranceles a varios productos del país norteamericano.
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