Como soberana británica, Isabel II ha construido un reinado marcado por su negativa a opinar de nada, mucho menos de política, un silencio que le ha permitido consolidar una monarquía que no ha estado exenta de desafíos ni de críticas.
Creo que hubo puntos de peligro y desafíos para la monarquía. Cuando fue coronada en 1953, ella fue un poderoso símbolo de un Reino Unido que salía de la Segunda Guerra Mundial", afirmó el profesor Philip Murphy, director del Instituto de Estudios de la Commonwealth, de la Universidad de Londres (el Reino Unido).
Los 63 años y siete meses del reinado de Isabel II están asociados con su estilo de reinar: una mezcla de tradición, discreción y, sobre todo, capacidad para adaptarse a los cambios.
"Es muy difícil distinguir a la institución de la persona. Creo que la reina Isabel II ha sido un fenómeno y creo que ahora nos estamos dando cuenta de eso", dijo el profesor Philip Murphy, director del Instituto de Estudios de la Commonwealth, de la Universidad de Londres (el Reino Unido), en una entrevista con la agencia de noticias Efe.
Según Murphy, Isabel II ha sido una monarca tradicionalista que ha hecho un "trabajo extraordinario" al "suprimir sus propios puntos de vista y ser una figura que está por encima de la política".
Durante sus largos años de reinado, Isabel II jamás concedió una entrevista ni expresó opiniones, más allá de cumplir con sus funciones de Estado al repetir los discursos que le prepara su Gobierno, como los que pronuncia en el Parlamento.
"En los más de 60 años de reinado, sus opiniones sobre la mayoría de las cosas son un enigma", dijo Murphy, quien consideró que en el Reino Unido hay una "clara" percepción de que mientras ella permanezca en el trono la monarquía está "segura".

"Creo que hubo puntos de peligro y desafíos para la monarquía. Cuando fue coronada en 1953, ella fue un poderoso símbolo de un Reino Unido que salía de la Segunda Guerra Mundial", afirmó Murphy, que consideró que los pasados años 90 fueron una "gran amenaza" para la supervivencia de la monarquía.
Para muchos expertos, Isabel II es símbolo de unidad nacional y compromiso, pues prometió de joven que se entregaría al servicio del país hasta su muerte, descartando por completo la abdicación.
Aunque por el momento las encuestas indican que los británicos no quieren un cambio constitucional en favor de una república, el futuro de la monarquía británica bajo el reinado del actual heredero al trono, el príncipe Carlos, es incierto.
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