En su discurso ante el 77.º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Faisal al-Miqdad, ha afirmado este lunes que su país ha sufrido esa gran cantidad de dinero desde el año 2011.
Al-Miqdad ha dejado claro que Damasco apoya el llamado proceso de paz de Astaná para resolver la crisis siria. No obstante, ha denunciado que, mientras algunos países, es decir, Estados Unidos y Turquía, continúen apoyando a los terroristas, los resultados de las negociaciones se quedarán en papel.
“La insistencia de algunos países en imponer su hegemonía sobre otros países y saquear sus riquezas aumenta las guerras y amenaza la paz y la seguridad internacionales, propaga el terrorismo y el caos, y pone en peligro la economía mundial y la seguridad alimentaria”, ha advertido.
Al respecto, ha precisado que la guerra contra Siria es parte de los intentos de Occidente de mantener su dominación y hegemonía sobre el mundo.
Por otro lado, ha rechazado las acciones provocativas del régimen de Israel en la región, como los asesinatos, la construcción de asentamientos ilegales en los ocupados altos del Golán sirios, el saqueo de los recursos de la zona, y el apoyo a los grupos de terroristas, entre otros, los integrantes del Frente Al-Nusra (autoproclamado Frente Fath al-Sham) y Daesh.
Ha argumentado que tales acciones amenazan la paz y la seguridad de la región y el mundo, mientras que el continuo apoyo de algunos países a Israel, bajo pretexto de defender los derechos humanos, los convierte en cómplices de este régimen.
En otro momento de sus declaraciones, el ministro sirio de Exteriores ha exigido el levantamiento de las medidas coercitivas de Occidente contra su país, y ha indicado que “las sanciones impuestas a ciertos países son herramientas de asesinato y castigo colectivo contra los pueblos que defienden su país, su soberanía y su ejército”.
Entretanto, ha llamado a la construcción de un nuevo orden mundial multipolar en el que todos trabajen bajo el paraguas de la Carta de las Naciones Unidas. Además, ha dicho que la presencia militar ilegal de algunos países en el territorio sirio es contraria al derecho internacional y debe terminar de inmediato y sin condiciones.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto con los grupos terroristas como Daesh y otros extremistas, apoyados por Occidente y algunos países de la región, que tuvo como el objetivo derrocar al Gobierno de Bashar al-Asad. También, es blanco de duras sanciones impuestas por Washington y sus aliados de la Unión Europea (UE), después de que los grupos milicianos no lograron sus objetivos en el campo de batalla.
Damasco advierte de que las tropas extranjeras y los milicianos respaldados por Washington no solo han complicado la crisis siria, sino que, al reforzar la dinámica de guerra mediante terceros, han obstaculizado toda solución al conflicto.
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