Se habla recientemente de un nuevo plan en Siria: la corriente opositora Al-Ghad, encabezada por Ahmad al-Yarba, uno de los líderes tribales en el norte del país, que se encargará de coordinar con Washington y Ankara, el despliegue de alrededor de 10 mil combatientes árabes y kurdos en las zonas de las cuales EE.UU. se retirará y tras la desinstalación de sus bases.
La prevista fuerza estará integrada por combatientes de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG, por sus siglas en kurdo), las fuerzas de Peshmerga y miembros de tribus árabes, y se desplegará entre las orillas de Éufrates y Tigris. Tal medida es considerada por los observadores sirios como un nuevo intento de división del país árabe.
Los medios populares sirios estiman que este reciente plan tramado por Washington y Ankara constituye un nuevo capítulo de la guerra que atraviesa Siria, pero con nuevos aspectos y métodos tras el fracaso de los planes anteriores de los enemigos.
Para la gran mayoría de los sirios, el concepto de las zonas seguras es un intento descarado del eje antisirio para desviar la atención de sus derrotas en el país árabe a pesar de todos los esfuerzos que había realizado en los años anteriores.
Bashar Barazi, Damasco.
xsh/nii/