• El portavoz del Gobierno de Rusia, Dmitri Peskov.
Publicada: lunes, 21 de mayo de 2018 15:52

El informe británico sobre el ‘dinero sucio’ de Rusia y el llamado del Parlamento del Reino Unido a endurecer las sanciones contra Moscú son muestras de ‘una manía rusófoba sin precedentes’, ha denunciado este lunes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

“Somos testigos de una manía sin precedentes, una manía rusófoba, que se expresa de las más distintas formas, incluyendo esta”, ha señalado el funcionario ruso en referencia al informe de la Cámara de los Comunes británica que ha exigido este lunes el recrudecimiento de las sanciones contra el Gobierno de Moscú.

Además, el Reino Unido está decidido a abordar “el problema del flujo de dinero ilícito”, según ha dicho esta misma jornada un portavoz de la primera ministra británica Theresa May, luego de que un informe de los legisladores señalara que “el dinero ruso lavado por las instituciones financieras británicas perjudica la seguridad nacional”.

De ahí que Peskov haya calificado a dicho informe del último paso en línea con la competencia desleal y antipática, que mantiene Londres hacía Moscú, y ha agregado que esa competencia hostil viola las regulaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y perjudica a las empresas rusas.

Somos testigos de una manía sin precedentes, una manía rusófoba, que se expresa de las más distintas formas, incluyendo esta”, ha señalado el portavoz del Gobierno de Rusia, Dmitri Peskov, en referencia al informe de la Cámara de los Comunes británica que ha exigido el recrudecimiento de las sanciones contra Moscú.

 

En este sentido, el portavoz ha enfatizado que es poco probable que los inversores de otros países ignoren las acciones del Reino Unido contra las empresas rusas, ya que también pueden enfrentar estos problemas.

El informe británico se ha dado a conocer en línea de las tensas relaciones diplomáticas entre Rusia y el Reino Unido tras el envenenamiento en marzo en Salisbury (sur del Reino Unido) del ex doble agente ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, escándalo enarbolado por Londres por el que éste de inmediato acusó a Moscú.

El suceso tensó las relaciones entre ambos países hasta el punto de expulsar una treintena de países y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a ciertos diplomáticos rusos, a lo que el Kremlin replicó de manera recíproca.

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