Al mismo tiempo, el presidente de la República, François Hollande, ha presentado su respuesta a los atentados ante el Congreso de la nación.
A las 12 del mediodía, millones de ciudadanos han guardado un minuto de silencio. Ciudadanos como los de la comunidad musulmana, profundamente afectados por el horror vivido en Francia.
Pero tras el dolor aparece la preocupación. Los musulmanes en Francia no quieren volver a vivir la estigmatización, la violencia y el racismo del que fueron objeto tras los atentados de Charlie Hebdo en enero pasado.
Pero la realidad es que la fachada de unidad nacional que quiere dar Francia ha empezado a resquebrajarse. Hollande sigue exigiendo la marcha del presidente sirio, Bashar al-Asad, negándole todo papel en la lucha contra el terrorismo, algo que no comparte todos los diputados franceses.
Aquí, en la Plaza de la República, lejos de las disputas políticas, los ciudadanos han reafirmado su voluntad de no dejarse amedrentar por los terroristas takfiríes.
Juan José Dorado, París
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