La mayoría de los países islámicos ha declarado este domingo como el primer día del sagrado mes. En las ciudades de todo el país reina un ambiente espiritual. Ya empezó el mes del ayuno, Ramadán, el noveno mes del calendario lunar. Días que los musulmanes se abstienen de comer y beber desde el alba hasta la puesta del Sol.
Horas antes del iftar, es decir, la ruptura del ayuno, que inicia con la puesta del sol, las pastelerías y lugares que venden Halim, un guiso popular iraní que incluye trigo y carne, están llenos de personas que quieren preparar esta ceremonia que rompe el ayuno.
Durante este mes, las mezquitas son más concurridas que en otras ocasiones. Si bien durante los últimos dos años, debido a la pandemia de la COVID-19, las ceremonias de este mes se realizaban de forma limitada, este año se han aliviado lo suficiente como para permitir reuniones masivas. Una de estas ceremonias se llama la noche de Decreto, cuando la gente eleva más plegarias y dedica más tiempo a la recitación de El Corán.
Una de las características importantes de este mes es que la gente es más atenta con sus semejantes y trata de ayudar más a los necesitados y huérfanos.
Samaneh Kachui, Teherán
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