La multitud, entre los que se encontraban varios oficiales militares, el gobernador de la provincia meridional de Qeshm y algunos de los allegados de las víctimas del trágico incidente, ha arrojado este domingo flores a las aguas del Golfo Pérsico en el lugar donde cayó el avión de pasajeros iraní el 3 de julio de 1988.
Los participantes en la ceremonia han rememorado el 34.º aniversario del suceso, que ocurrió casi al final de la guerra que le impuso Irak a Irán con el pleno apoyo del Occidente en la década de los ochenta.
La multitud con lemas de “Dios es más grande”, “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Israel” ha fustigado ese crimen de lesa humanidad cometido por EE.UU. y exigido enjuiciar a los responsables del incidente ante los tribunales internacionales.
La tragedia ocurrió cuando dos misiles antiaéreos disparados desde el crucero Vincennes de la Armada estadounidense que, en esos momentos se encontraba en aguas iraníes, alcanzaron el Airbus iraní que cubría la ruta entre la capital Teherán y su destino final, Dubái, rompiendo el avión por la mitad. El incidente dejó 290 muertos, incluidos 66 niños.
El Gobierno de Estados Unidos alegó entonces que el Airbus fue confundido con un F-14 de la Fuerza Aérea iraní, lo que Teherán calificó de “sin fundamento”.
Estados Unidos nunca se disculpó por este acto de barbarie e incluso condecoró al capital y los tripulantes de Vincennes con medallas de honor por mostrar ‘heroísmo’ en ese incidente.
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