En la mayoría de sus concentraciones se pueden ver banderas de Israel junto con banderas iraníes pre-revolucionarias. Además, es importante recordar que Reza Pahlavi visitó los territorios ocupados en abril de 2023, con el objetivo de "enviar un mensaje de amistad" y "renovar los antiguos lazos entre Irán e Israel". A su llegada, Pahlavi fue recibido por la ministra de inteligencia, Gila Gamliel, quien lo acompañó durante toda su visita. Durante su estadía, mantuvo reuniones con el primer ministro Netanyahu y el presidente Isaac Herzog. También se reunió con Mark Dubowitz, el principal responsable del lobby pro-sionista Foundation for Defense of Democracies.
Los estrechos vínculos entre la dinastía Pahlavi y la entidad sionista no son nuevos ni sorprendentes. Recordemos que la dinastía Pahlavi reconoció oficialmente a Israel en 1950, apenas dos años después de la fundación del estado colonial, a pesar del fuerte rechazo de la mayoría de la población. En 1951, el entonces primer ministro Mohamad Mosadegh revocó este reconocimiento. Sin embargo, tras el derrocamiento del gobierno de Mosadegh mediante un golpe de estado orquestado por la CIA en 1953, y el regreso del Shah, se restauraron las relaciones entre Irán e Israel.
Durante los primeros años de la década de 1960, Irán experimentó una profunda inestabilidad política que culminó con el levantamiento del 5 de junio de 1963, conocido como el "15 de Khordad". Parte de este levantamiento se explica por el discurso de Imam Jomeini (P) en la ciudad de Qom, condenando al régimen Pahlavi por sus vínculos con el régimen sionista. El posterior exilio del Imam Jomeini debido a esta postura pro-palestina demuestra cómo la cuestión de Palestina formaba parte de la visión política islamista antes incluso de la instauración de la República Islámica.
Durante el reinado del último Pahlavi, que abarcó desde 1941 hasta 1979, las relaciones entre Irán y la entidad sionista se centraron particularmente en el ámbito de la agricultura, el petróleo y las cuestiones militares y de inteligencia.
Dentro de las relaciones económicas entre el Irán Pahlavi e Israel, el petróleo ocupaba una posición destacada. Por un lado, Israel tenía una necesidad apremiante de petróleo para impulsar, expandir y desarrollar sus industrias, así como para fortalecer su capacidad militar frente a los conflictos con los países árabes. Por otro lado, la escasez de recursos naturales y el embargo petrolero impuesto por los países árabes convirtieron al petróleo en un recurso estratégico para Israel. Irán suministraba su propio petróleo al régimen israelí a cambio de la adquisición de ciertos equipos y armamentos militares modernos.
En este sentido, Israel e Irán crearon en 1968 la Empresa del Oleoducto Eilat-Ashkelon. El acuerdo permitía que el petróleo iraní fuera enviado al puerto israelí de Eilat, en el mar Rojo, y luego transportado por tierra a Ashkelon, evitando así el costoso Canal de Suez en Egipto.
En lo que respecta a las relaciones militares, Irán se integró en la llamada "Doctrina de la Periferia" de Israel, una alianza con estados musulmanes no árabes propuesta por el primer ministro David Ben-Gurión, que también incluía a Turquía, Etiopía y grupos minoritarios en El Líbano e Irak.
Tampoco hay que dejar de señalar que en el ámbito de la cooperación en materia de inteligencia, la policía secreta del Irán Pahlavi, el SAVAK, fue creado en 1957 con la ayuda de la CIA y el Mossad.
Otro de los campos destacados de cooperación fue el cultural. En particular, siguiendo la propia tradición Pahlavi de considerarse herederos de un pasado pre-islámico, la propaganda del régimen israelí afirmaba que los iraníes estaban separados de los árabes lingüística, ideológica, racial y culturalmente. Dentro de esta narrativa, la dinastía Pahlavi veía el Islam como un añadido provocado por las invasiones árabes y, por tanto, como ajeno a la verdadera historia persa. A día de hoy, los simpatizantes de Reza Pahlavi continúan con esta misma visión, según la cual los musulmanes son una banda de fanáticos que han destruido el país y lo han alejado del modelo “civilizado” occidental.
Reza Pahlavi y sus seguidores continúan perpetuando esa misma narrativa al analizar la actual situación en Gaza. A pesar de la brutalidad genocida de Israel, este grupo considera que los grupos conocidos como la Resistencia Palestina, especialmente HAMAS y la Yihad Islámica, son "tentáculos de la República Islámica". En una entrevista realizada pocos días después de la operación de HAMAS, "Tormenta de Al-Aqsa", Pahlavi expresó: "Es una cosa intentar combatir los síntomas (refiriéndose a HAMAS), pero la solución es curar la enfermedad, y la enfermedad detrás del terrorismo en Palestina es la República Islámica".
Las posturas anti-palestinas de Reza Pahlavi y sus seguidores ignoran por completo la arraigada tradición pro-palestina y anti-colonial de la mayoría de la población iraní. Desde una perspectiva de marketing político, esto puede considerarse un fracaso total. Su intento de convertirse en una alternativa a la República Islámica solo ha servido para presentarse como un ferviente sionista sin ningún tipo de simpatía por el sufrimiento palestino.
Para algunos, el resentimiento hacia la República Islámica puede ser lo que lleva a Reza Pahlavi a continuar con la tradición familiar de apoyo a Israel. Sin negar esta posibilidad, lo más creíble es que su análisis político de la región, especialmente del tema de Palestina, esté mediado por una visión racial que considera que todo lo que se aparta de la norma occidental secular va en contra de la modernidad y, por lo tanto, debe ser rechazado.
Por último, es crucial recordar que Reza Pahlavi intenta presentarse como supuesto garante de la "democracia" y del "estado de derecho", mientras apoya firmemente la agresión colonial contra los palestinos y un régimen basado en el apartheid racial.
Por Xavier Villar