• Un hombre afroamericano confronta a un oficial de la Guardia Nacional durante una protesta por el asesinato de George Floyd en Minneapolis, 29 de mayo de 2020. (Foto: Reuters)
Publicada: lunes, 1 de junio de 2020 8:59
Actualizada: lunes, 1 de junio de 2020 10:00

Las protestas en EE.UU. por el asesinato del afroamericano George Floyd expresan la ira y frustración de una minoría en una sociedad racista y capitalista.

George Floyd, afroamericano asesinado en la ciudad de Minneapolis (Minesota) por un policía blanco, es el último de una larga lista de víctimas de la violencia policial y del racismo arraigado en la sociedad estadounidense.

Floyd, que iba desarmado, murió el lunes tirado en el suelo, mientras un policía blanco lo inmovilizaba presionándole el cuello con la rodilla. “No puedo respirar”, se escucha decir al detenido en el vídeo captado por un transeúnte.

Este terrible suceso ha provocado masivas protestas contra la brutalidad y el abuso policial de los que a menudo son víctimas las minorías étnicas. En diversas ciudades estadounidenses las protestas han derivado en disturbios y saqueos y el presidente Donald Trump atiza aún más los ánimos tachando a los manfiestantes de “matones” y amenazándolos con dar la orden de disparar.

La trágica muerte de Floyd ha desenterrado otros casos similares, como el de Eric Garner, que murió asfixiado en 2014 por el abrazo mortal de un policía en Nueva York, tras gritar hasta 11 veces: “No puedo respirar”, y que se volvió símbolo del movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan); o el caso de Michael Brown, de 18 años, que murió en Ferguson (Missouri) a manos de otro oficial blanco en 2014. Cabe mencionar que unos 700 afrodescendientes han sido asesinados desde 2017 a manos de las fuerzas del orden.

Esta reciente muerte ha reavivado, una vez más, el debate sobre el racismo y la violencia policial en Estados Unidos. Dos problemas que coexisten y se interrelacionan en la sociedad estadounidense: el racismo de los mismos agentes que están encargados de velar por mantener el orden público y la seguridad de los ciudadanos.

 

Las protestas y los disturbios son una respuesta directa no solo al asesinato de George Floyd por la Policía en Minneapolis, sino también a la atmósfera general de ira y desesperación en una sociedad racista y capitalista”, opina Abayomi Azikiwe, un estadounidense experto en temas raciales y afincado en Detroit (Michigan), en una entrevista concedida a la agencia estatal iraní de noticias Tasnim.

De acuerdo con este activista, que colabora editando textos para el portal digital de The Pan-African News Wire, esta desesperación y frustración generalizadas se han gestado y perpetuado a lo largo de los años debido a los constantes ataques contra la comunidad afroamericana por parte de los agentes de la ley y grupos de supremacistas blancos.

Azikiwe señala que estas muestras de indignación de la comunidad afroamericana se hacen visibles en un momento en que el brote pandémico del coronavirus, causante de la COVID-19, se ha cobrado la vida de más de 100 000 estadounidenses e infectado a más de 1,6 millones, en la peor crisis sanitaria a la que se ha enfrentado Estados Unidos en más de un siglo.

La comunidad afroamericana también ha sido víctima de una conducta discriminatoria de la Administración Trump frente a la proliferación del patógeno entre la población negra en algunos estados de Estados Unidos, incluidos Michigan, Illinois y Wisconsin, sostiene el activista, pues el porcentaje de afroamericanos que ha muerto en los hospitales a causa de la COVID-19 supera el del resto de la población.

El letal virus ha hecho estragos en la zona conocida como el cinturón de la industria automovilística de EE.UU., que se ubica en torno a lago de Michigan, en el norte del país, donde reside una importante población afrodescendiente.

El caso de Chicago, localidad situada en el estado Illinois, es ejemplificador: el 70 por ciento de las muertes por coronavirus se ha producido entre la comunidad negra, que es el 30 por ciento de la población.

La situación es aún peor en la región de Milwaukee, área perteneciente al estado de Wisconsin: los ciudadanos afroamericanos representan solo el 26 por ciento de la población de la zona, pero el 73 por ciento de las muertes por coronavirus están relacionadas con este colectivo.

En cuanto al propio estado de Michigan, la proporción de la población afroamericana es del 14 por ciento del total del censo, empero, las muertes entre esta comunidad alcanzan el 41 por ciento.

El entrevistado añade que, a causa del confinamiento por la crisis pandémica, más de 41 millones de personas han perdido su empleo y muchos estadounidenses carecen de recursos para alimentarse, lo cual, según él, es resultado directo del colapso económico de la primera superpotencia mundial. Por lo tanto, enfatiza que uno no debería sorprenderse por los disturbios ni por los incidentes que están tenido lugar en una docena de ciudades estadounidenses, como Minneapolis y Los Ángeles, entre otras.

Unas manifestaciones absolutamente legítimas (el desencadenante fue el asesinato de Floyd)  que se han tornado en una espiral de violencia debido a la brutal represión de las fuerzas de seguridad tanto policiales como militares. Represión que cuenta con el beneplácito del núcleo duro del Gobierno de Trump. Él mismo alardea de ser un fiel servidor de la agenda de la supremacía blanca, anota Tasnim.

El magnate neoyorquino, tachando a los manifestantes de “matones” y “saqueadores”, ha alentado los sentimientos racistas entre los estadounidenses, señala Azikiwe, pues Trump, cuyas políticas se asientan en el racismo, la discriminación de género y los prejuicios contra la inmigración, busca desesperadamente sacar rédito electoral entre sus partidarios extremistas de cara a las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre.

 

El experto añade que Trump, en su afán por conseguir un puñado de votos que le permitan sacar ventaja a su rival demócrata, Joe Biden, y permanecer otros cuatro años más en la Casa Blanca, ha recurrido a la “estrategia de divide y vencerás”.

Con el mismo objetivo, ha usado otras estrategias, por ejemplo: sus campañas de hostigamiento a Venezuela, China e Irán.

Vistos los esfuerzos de Trump para provocar una nueva escalada de violencia racial en EE.UU., habría que advertir que sus planes chocan radicalmente con los principios básicos de la Carta Magna estadounidense, basada en los ideales de libertad e igualdad de todos los ciudadanos estadounidenses, sean cuales sean su procedencia, raza o etnia, recoge la agencia iraní.

No obstante, según Azikiwe, desde la Declaración de Independencia del imperio británico en 1776 y mucho después, los sucesivos gobiernos de Washington privaron a los miembros de la comunidad afrodescendiente de sus derechos fundamentales, ya que en aquel entonces no se contemplaba abolir la esclavitud de las personas llegadas de África.

La esclavitud se abolió 1865, tras la Guerra Civil, pero los afrodescendientes se han visto obligados a continuar luchando por la independencia, la autonomía, la igualdad y la justicia económica de su comunidad, recalca Azikiwe.

Concluye afirmando que la única solución para la actual situación es acabar por completo con el régimen racista y capitalista, pues solo una sociedad verdaderamente democrática y no segregacionista aportará seguridad y armonía a Estados Unidos.

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