Publicada: sábado, 28 de junio de 2025 9:31

La masiva presencia del pueblo iraní en el funeral de los mártires representa una nueva y contundente bofetada dirigida al binomio Estados Unidos-Israel.

Este sábado 28 de junio, correspondiente al segundo día del mes de Muharram, se celebró en Teherán la ceremonia de funeral de los mártires que perdieron la vida durante la reciente agresión sionisto-estadounidense contra Irán.

La masiva participación popular en esta ceremonia constituye una nueva y rotunda bofetada que el pueblo iraní propina al dúo Estados Unidos-Israel, sumándose a las que ya les había asestado durante los doce días de agresión. De hecho, esta bofetada resultará aún más contundente para este dúo insensato, que erróneamente supuso que el pueblo iraní se replegaría tras el primer ataque. Por el contrario, la nación iraní ha forjado una epopeya inolvidable de unidad y cohesión, que ha sido un factor determinante en el fortalecimiento del poder de disuasión de las fuerzas armadas iraníes, así como en el descubrimiento de redes de espías y agentes infiltrados por la CIA, el Mossad y otros servicios de inteligencia occidentales en el interior del país.

El grave error cometido por el dúo estadounidense-israelí en su última agresión no radica únicamente en su desconocimiento de la naturaleza del pueblo iraní, sino también en su dependencia de grupos opositores —monárquicos, muyahedín Jalq y enemigos de la Revolución— como fuente de información sobre la realidad interna de Irán. Los acontecimientos han demostrado la falsedad de esa información y han dejado claro que el vínculo entre el pueblo iraní y el sistema islámico no es, ni de lejos, como estos grupos pretendían retratar. Estos intentaron ocultar el fuerte sentimiento nacional y religioso del pueblo iraní, así como su firme apego a la tierra, la independencia y la soberanía.

El dúo estadounidense-israelí intentó proyectar una imagen de desconexión entre el pueblo iraní y el sistema islámico. Ello fue evidente en los primeros días de la agresión, cuando el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente estadounidense, Donald Trump, se dirigieron al pueblo iraní instándolo a salir a las calles y rebelarse contra el gobierno. Pero lo que ocurrió fue todo lo contrario: el pueblo iraní, con todas sus etnias, confesiones y orientaciones políticas, efectivamente salió a las calles, pero no para protestar contra el gobierno, sino para declarar su apoyo al gobierno y a las Fuerzas Armadas, así como para identificar y capturar a los agentes del Mossad y la CIA. Esta reacción desestabilizó al dúo terrorista, que optó por vengarse del pueblo iraní atacando a la población civil, provocando la muerte de decenas de mujeres y niños.

Hoy, una vez más, el pueblo iraní se vuelca a las calles para cargar sobre sus hombros los féretros de los mártires —líderes militares, científicos nucleares, escolares, mujeres, niños e incluso lactantes—, renovando su compromiso inquebrantable de seguir su senda sin vacilación. Asimismo, reafirma ante el dúo estadounidense que la unidad del pueblo iraní, su cohesión con las fuerzas armadas y el respaldo absoluto al sistema islámico, son realidades demasiado sólidas como para ser penetradas o debilitadas por las maquiavélicas conspiraciones de Washington y Tel Aviv.

Las manos que hoy portaban los cuerpos de los mártires y las gargantas que coreaban consignas de "muerte a Estados Unidos" y "muerte a Israel", expresaban con claridad que el pueblo iraní es el verdadero dueño de esos mártires, y que su sangre no será derramada en vano. El régimen israelí tendrá que pagar por ello, más pronto que tarde, como ya pagó parte de ese precio durante los doce días en que estuvo al borde del colapso bajo la presión del movimiento popular iraní y de las capacidades militares de Irán, si no hubiera sido por la intervención de Estados Unidos para salvarlo. Por tanto, los enemigos de Irán harían bien en estudiar la historia del pueblo iraní antes de incurrir en una necedad similar a la cometida por Netanyahu y Trump.

Los mártires de la Resistencia: expresión de una unidad nacional

Los cuerpos inmaculados de los valiosos mártires militares y altos mandos de la Resistencia son llevados en hombros por el pueblo con una reverencia sin precedentes. Los féretros de mujeres y niños mártires, en medio de las lágrimas del pueblo, transmiten un mensaje claro al mundo: el régimen sionista ha sido derrotado no en el campo de batalla, sino en el terreno de la humanidad.

Esta ceremonia constituye, en esencia, una renovación del pacto de una nación con la generación dorada del yihad y el martirio, aquella que, en las circunstancias más adversas, no solo defendió la dignidad nacional, sino que alzó la bandera de la justicia por encima de los cielos de la región.

La presencia de las familias de los mártires: símbolo del sacrificio de toda una nación

Uno de los aspectos más destacados de la ceremonia de hoy es la participación familiar de algunos mártires. Madres, padres, esposas e hijos se encuentran en las primeras filas del cortejo fúnebre, confiriéndole una dimensión aún más profunda al acto.

Entre los mártires también se cuentan cuatro niños y cuatro mujeres, lo que demuestra que el campo del yihad actual ya no se limita a las fronteras geográficas ni al uniforme militar. El escenario de esta lucha se ha extendido de hogar en hogar, de generación en generación.

mkh