“Sea cual sea la situación, esto no es aceptable y deben tomarse fuertes represalias”, ha dicho el primer ministro turco.
Sus declaraciones se producen un día después de que Ámsterdam prohibiera la entrada del canciller turco, Mevlut Cavusoglu, a Holanda e impidiera el acceso de la ministra de Familia y Política Social de Turquía, Fatma Betül Sayan Kaya, al consulado turco en Róterdam.
Sea cual sea la situación, esto (prohibir la entrada de dos ministros turcos a Holanda) no es aceptable y deben tomarse fuertes represalias”, ha dicho el primer ministro turco, Binali Yildirim.
Para Yildirim, la crisis vivida entre Ankara y Ámsterdam se debe a las elecciones generales que se celebrarán el próximo 15 de marzo en los Países Bajos, en las que se elegirán a los miembros de la Cámara Baja holandesa.
Así, el también presidente del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) se ha mostrado convencido de que lo ocurrido ayer sábado es una cuestión interna de Holanda.
Pero de todos modos, ha calificado este episodio de un “gran escándalo diplomático”, al añadir que “nuestros aliados europeos, que aprovechan cada oportunidad para mencionar la libertad de expresión, los derechos humanos y la democracia, han vuelto a fallar otra vez en este incidente”.
Tanto Cavusoglu como Kaya iban a participar en un acto electoral en la ciudad holandesa de Róterdam para hablar a favor de una reforma de la Constitución turca—que se realizará el próximo 16 de abril—, cuando se produjeron los incidentes.
Por lo ocurrido, el avión de Cavusoglu fue desviado a Francia y el vehículo en el que circulaba Kaya fue escoltado por la Policía holandesa a la frontera alemana, lo que provocó la indignación del pueblo y el Gobierno de Turquía: la gente tomó las calles en Róterdam y Ankara cerró las misiones diplomáticas holandesas en el suelo turco.
En medio de la elevada tensión entre Ámsterdam y Ankara, ha sido prorrogado también otro mitin de Cavusoglu, que debía realizarse este domingo en Estocolmo (capital de Suecia), después de que el propietario del local haya decidido cancelar el contrato sobre el evento.
La reforma constitucional en cuestión, que busca instaurar un sistema presidencialista, fue propuesta por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y su Gobierno. Los europeos consideran el contenido de la reforma como no democrático.
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