María Elena y Darwin son dos adolescentes hondureños que estudian en una de las escuelas urbanas de la ciudad de Tegucigalpa (capital). Para llegar a sus aulas deben cruzar una quebrada o caminar por 20 minutos al interior de una colonia conflictiva de la ciudad. Reciben sus clases con las mínimas condiciones pedagógicas, exigen la dotación de computadoras.
Según organizaciones son gubernamentales más de un millón de niños hondureños no tienen acceso a la educación.
Esta es la realidad de la niñez hondureña, la educación ha sido olvidada por el gobierno y son los padres de familia y los maestros quienes deben sostener la educación de los menores de edad.
El 65 % de la población vive en la pobreza, lo importante para ellos es alimentarse, no la educación.
El Gobierno hondureño no logra asegurar los servicios básicos para sus ciudadanos, y genera una ausencia de condiciones de desarrollo para los menores.
Dassaev Aguilar, Tegucigalpa.
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