Şükür, exjugador de equipos como Inter de Milán, Torino, Parma, Blackburn Rovers, y Galatasaray, ingresó en 2011 al Parlamento turco por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), formación política del actual presidente Recep Tayyip Erdogan.
No obstante, tres años más tarde renunció por supuestos escándalos de corrupción y la cercanía con el mandatario turco se convirtió en enemistad. En 2015, se marchó a EE.UU. y, un año después, tuvo lugar un fracasado golpe de Estado en contra del Gobierno de Erdogan.
El Gobierno de Ankara señaló a Şükür de responsable de planear el golpe, junto con el líder opositor Fethulá Gülen, y emitió una orden de arresto en su contra, por lo que no puede regresar a Turquía.
“La oscuridad no dura para siempre. Confío en que un día regrese la luz. Hubiera tenido una buena vida si hubiera hecho lo que el Gobierno quería. Han controlado a los medios para manipular la percepción que tiene la gente sobre mí. Tal vez un día regrese, pero por ahora vendo café”, señaló el exfutbolista en una entrevista concedida el jueves al rotativo estadounidense The New York Time.
La oscuridad no dura para siempre. Confío en que un día regrese la luz. Hubiera tenido una buena vida si hubiera hecho lo que el Gobierno quería. Han controlado a los medios para manipular la percepción que tiene la gente sobre mí. Tal vez un día regrese (a Turquía), pero por ahora vendo café”, dice Hakan Şükür, uno de los mejores futbolistas de la historia de Turquía que se vio obligado a exiliarse en EE.UU. por problemas políticos con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
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