Transcurridas cuatro jornadas de disturbios en las que los agitadores se valieron de la coyuntura por la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, para cometer actos de vandalismo, ahora, gracias a los esfuerzos de las fuerzas del orden para proteger la seguridad de los ciudadanos, ha retornado la calma a la capital iraní, tal como se ve en las imágenes.
A pesar de que el caso de Mahsa está en investigación, las protestas violentas dieron lugar a ataques contra agentes de seguridad y actos de violencia contra lugares sagrados y bienes públicos, incluidos ambulancias y vehículos policiales.
El domingo, en la segunda jornada consecutiva, varias ciudades del país fueron escenario de marchas multitudinarias para condenar los episodios de violencia que han dejado al menos 41 muertos, además de muchos daños materiales.



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