Se intensifica el debate en torno al acuerdo del Brexit de Theresa May. Su Gobierno admite, en un informe, que el Reino Unido saldrá más pobre de la Unión Europea (UE). Aunque señala el pacto alcanzado con Bruselas como el menos costoso para el país.
Pero los ataques de la oposición continuaron, e incluso hubo llamados a un segundo referéndum. May, por primera vez, cambió de tono y no rechazó esta idea de manera tajante. Sólo dijo que sería imposible celebrar un referéndum sin retrasar la fecha de salida, algo legalmente complejo.
La premier tiene poco tiempo para poder vender su acuerdo a los legisladores, sobre todo porque cada vez tiene menos apoyos. Más cuando su propio exministro para el Brexit, David Davis, junta fuerzas para rechazar el acuerdo que, según dice, perjudicará a la economía británica.
xsh/rba
