El secretario de la Marina estadounidense, John Phelan, admitió este jueves en una declaración escrita ante el Congreso del país norteamericano que, después de un año y medio de guerra en Yemen, la Armada ha tenido que firmar nuevos contratos con fábricas militares para renovar su munición en el sector de la aviación.
“Los continuos combates en el mar Rojo han agudizado mi atención sobre nuestras reservas de municiones. Desde octubre de 2023, buques de la Armada han participado en operaciones de combate contra los rebeldes hutíes, gastando numerosas municiones de defensa aérea que estamos reponiendo en colaboración con la industria”, declaró Phelan ante el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes.
Subrayó que la Armada estadounidense necesitará años para reponer su suministro de misiles, lo que coloca al servicio en una mala posición si Estados Unidos entrara hoy en una eventual guerra con China.
Fuentes estadounidenses informaron previamente a principios de marzo que la Armada de EE.UU. ha disparado más de 400 misiles de defensa aérea, incluidos SM-2, SM-6, SM-3 y ESSM, durante los últimos 15 meses para contrarrestar los ataques con misiles y drones yemeníes. Esta tasa supera el consumo de los últimos 30 años.
Según informes, el costo de cada misil SM-6 es de aproximadamente 4,3 millones de dólares y el SM-3 llega a 28,7 millones de dólares. Estos costos han supuesto una gran presión financiera para la Armada de EE.UU.
A fines de febrero del 2024, Phelan ya había dicho al Congreso que la Marina de EE.UU. enfrentaba una peligrosa escasez de municiones y necesitaba urgentemente reabastecerse.
En esta misma línea, durante el mandato de Joe Biden, el entonces secretario de la Marina de Estados Unidos, Carlos del Toro, comunicó el 16 de abril de 2024 al Congreso que la Marina de Estados Unidos había gastado casi mil millones de dólares en municiones y necesitaba fondos adicionales para reponer las existencias.
Al respecto, el sitio web Task & Purpose escribió en un informe que, debido a los altos costos, la Armada ha recurrido a utilizar misiles más baratos como Sidewinder y Hellfire. Además, se utilizan balas de cañón de 5 pulgadas y proyectiles de alta velocidad para contrarrestar los drones yemeníes.
Este mismo sitio web, en otro informe, citando al comandante retirado de la Armada Brian Clark, del Instituto Hudson, reveló que la Armada estadounidense ha utilizado más misiles de defensa aérea desde el inicio de las operaciones de combate en el mar Rojo en octubre de 2023 que los que ha utilizado en todos los años desde la Operación Tormenta del Desierto en la década de 1990.
Es sorprendente cómo la Armada sobrevivió sin bajas, pero el costo fue enorme. Se estima que la Armada ha utilizado más de mil millones de dólares en misiles interceptores para derribar estas amenazas de drones y misiles, dijo Clark.
Desde marzo, Estados Unidos había intensificado notablemente sus mortíferos bombardeos contra Yemen para intentar obligar a Saná a detener sus ataques contra el régimen israelí, el aliado regional más preciado de Washington. Estos ataques apuntaron principalmente a la población e infraestructura vital del país árabe.
Ante la resistencia de las fuerzas yemeníes, el 6 de mayo, Estados Unidos y el gobierno de Saná acordaron un alto el fuego, poniendo fin a la guerra aérea y de misiles contra el territorio yemení. Casi todos los círculos occidentales admiten que Washington sufrió una derrota en Yemen y no logró ninguno de sus objetivos. Un alto el fuego que también estuvo acompañado de la ira del régimen de Tel Aviv.
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