En la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en 2003 cientos de miles de personas, incluidos los estadounidenses, fueron asesinados.
Otro producto de la guerra fue la prisión de Abu Ghraib, que presentó al mundo la infraestructura violenta de la tortura en la llamada guerra contra el terrorismo. Las horrendas imágenes de abuso psicológico, físico y sexual en Abu Ghraib conmocionaron al mundo cuando fueron difundidas en abril de 2004.
La presencia de las fuerzas estadounidenses en Irak también alimentó al tipo de violencia que dio lugar a la emergencia del terrorismo del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe). Tras el surgimiento de Daesh, Irán jugó un papel clave en la lucha contra los terroristas.
El 3 de enero de 2020, las fuerzas estadounidenses asesinaron al teniente general iraní Qasem Soleimani y al subcomandante iraquí de la Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis. Ambos jugaron un papel clave en la derrota de Daesh. Eso provocó protestas antiestadounidenses en Irak. Los manifestantes exigen la expulsión de las tropas estadounidenses del país.
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