El Ejército tiene 89 casos confirmados del coronavirus entre las tropas estadounidenses, incluidos 49 miembros del servicio activo, 19 miembros de la familia, 14 civiles y siete empleados contratados, anunció el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) el miércoles.
Catorce de los 89 han sido hospitalizados por este virus denominado COVID-19.
El jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EE.UU., David Goldfein, aseveró que siete de los infectados por el virus son aviadores en servicio activo.
El teniente general Dorothy Hogg, cirujano general de la Fuerza Aérea, quien habló junto a Goldfein, advirtió que espera que los casos entre ellos aumenten, al igual que en el público en general.
El 10 de marzo, el coronel Paul Friedrichs, cirujano de comando en el Comando de Transporte de EE.UU. (USTRANSCOM, por sus siglas en inglés) declaró que el número de militares estadounidenses contagiados con el coronavirus supera el recuento oficial del país.
Ante las preocupaciones existentes al respecto, el Pentágono está intentando crear una “burbuja” alrededor de sus dos principales funcionarios, el secretario de Defensa Mark Esper y el subsecretario de Defensa David Norquist, manteniéndolos “físicamente separados” como medida de precaución contra la pandemia de coronavirus, indicó el lunes el portavoz del Departamento de Defensa, Jonathan Hoffman.
Según los últimos balances, los casos de coronavirus en EE.UU. se han elevado a más de 8700 y el número de muertos ha aumentado a casi 150. Mientras tanto, informes indican que la Administración no ofrece cifras verdaderas de los contagiados.
A medida que el número de contagiados aumentan en EE.UU., una agencia gubernamental de lucha contra el nuevo coronavirus advierte que la pandemia podría durar 18 meses o más y podría incluir olas múltiples, lo que provocaría una escasez generalizada que pondría bajo presión a los consumidores y al sistema de salud del país.
Tras semanas de minimizar la gravedad del nuevo coronavirus y burlarse de las preocupaciones surgidas al respecto, el presidente de EE.UU., Donald Trump, por fin levantó las manos ante la crisis desatada y el viernes declaró el estado de emergencia mientras la pandemia se propagaba por el país y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) daban la señal de alarma.
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