“Evaluamos que Rusia y China perciben la necesidad de compensar cualquier ventaja militar estadounidense derivada de los sistemas militares, espaciales y comerciales, y están considerando, cada vez más, ataques contra los sistemas de satélites como parte de su futura doctrina de guerra”, dice Daniel Coats, director de la Inteligencia Nacional de EE.UU., citado este miércoles por el aludido rotativo estadounidense.
Tras asegurar que Moscú y Pekín siguen comprometidos con desarrollar las capacidades necesarias para desafiar a sus adversarios en el espacio, en particular a Washington, Coats añade que ambas naciones se centrarían, muy probablemente, en hacer frente a las comunicaciones militares vía satélite, a los radares de apertura sintética y al sistema mundial de navegación por satélite (GNSS, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, cuando la guerra electrónica y las armas cibernéticas no logren los objetivos deseados, los rusos y los chinos están preparados para utilizar la fuerza cinética para destruir los recursos satelitales estadounidenses, indica el diario.
Coats también asegura que ambas naciones están desarrollando satélites que podrían contrarrestar a los vehículos orbitales del enemigo y destruirlos.
Evaluamos que Rusia y China perciben la necesidad de compensar cualquier ventaja militar estadounidense derivada de los sistemas militares, espaciales y comerciales, y están considerando, cada vez más, ataques contra los sistemas de satélites como parte de su futura doctrina de guerra”, indica Daniel Coats, director de la Inteligencia Nacional de EE.UU.
Rusia y China son dos países clave en cuanto a la toma de decisiones en la esfera mundial se refiere. Ambos son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), el Foro Económico Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) y el G20.
Además, los intereses de China y Rusia coinciden con frecuencia en los referidos organismos; ambos países comparten el deseo de limitar el poder estadounidense, disfrutan de una creciente relación comercial y tienen un interés mutuo en promover un modelo alternativo al Occidente.
Para China, uno de sus principales intereses para estrechar sus relaciones con Rusia es la existencia de un potencial para desafiar la influencia dominante de EE.UU. en las ecuaciones globales.
A su vez, el Kremlin también comparte el objetivo estratégico de desafiar la hegemonía estadounidense a favor de un mundo más multipolar a través de enviar tropas a otros lugares y modernizar su arsenal militar.
alg/anz/krd/mkh