En un encuentro con periodistas extranjeros, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, anunció el jueves que solicitará a las autoridades de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que devuelvan el edificio de su sede permanente, indicando que el organismo es una institución que “no está funcionando”, por falta de consenso de los países que la componen.
El jefe del Estado ecuatoriano lamentó que la Unasur, tras haber sido en el pasado un proyecto prometedor para fortalecer la integración de los países de la región, no se haya logrado cristalizar.
Moreno consideró que su emblemática sede, situada al norte de Quito (capital ecuatoriana), es como “un nuevo elefante blanco”, y agregó que el organismo multinacional deberá buscar otro edificio, “porque si no está haciendo nada, ese edificio sale sobrando”.
También se refirió el mandatario a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), de la que Ecuador forma parte oficialmente, pero de la que se ha distanciado desde que Moreno llegó al poder en mayo de 2017. A la pregunta de un periodista sobre la posibilidad de abandonarla, respondió que “bueno, el ALBA hace rato que no funciona”.
El presidente ecuatoriano hace estas declaraciones pocos días después de que su homólogo de Colombia, Iván Duque, instara a los miembros de la Unasur a abandonar la entidad por su respaldo al Gobierno de Venezuela.
Unsasur está compuesta por 12 Gobiernos suramericanos y su restauración fue impulsada, entre otros, por el difunto presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías.
En abril del año en curso, seis de los Estados miembros de Unasur (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Perú) suspendieron su participación en el organismo de forma indefinida a raíz de desacuerdos sobre su funcionamiento.
El Gobierno de Venezuela acusa a Estados Unidos de presionar a los Gobiernos latinoamericanos de derecha para que abandonen el bloque regional.
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