El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, ha denunciado este lunes que EE.UU. es “responsable” del estallido de cualquier nueva tensión y la inseguridad en la región, en concreto tras el asesinato del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), el teniente general Qasem Soleimani, que tuvo lugar el viernes.
En dos contactos mantenidos por separado con sus homólogos de Alemania y del Reino Unido, Heiko Maas y Dominic Raab, respectivamente, Zarif ha expresado, además, la insatisfacción de Teherán por sus posturas ante los recientes avatares.
El jefe de la Diplomacia persa ha hecho notar que “el error estratégico” de Europa tiene sus raíces en “la falta de un claro entendimiento de las realidades en la región”.
Las declaraciones del canciller iraní se han producido en respuesta a Berlín y Londres que solicitaban a Teherán impedir la escalada de violencia, cuando en realidad Irán no fue el que atacó, sino al contrario, fue atacado por EE.UU.
EE.UU. asesinó la madrugada del viernes al teniente general Qasem Soleimani, y el subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, en un bombardeo contra el aeropuerto internacional Muhamad Alaa en Bagdad, capital iraquí, mientras ellos no estaban en ninguna misión militar.
El asesinato, ordenado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, provocó una escalada de tensión en la región del oeste de Asia; EE.UU. amenazó con más ataques, mientras Irán y el eje de la Resistencia prometieron una venganza dura.
Europa, como era de esperar, se ha quedado con los brazos cruzados ante las nuevas agresiones de EE.UU. pues, ellos, como mucho, pondrán en un mismo nivel al agresor y al agredido.
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