Así lo aseguró el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, durante una ceremonia celebrada en la Universidad de Medicina de Teherán (capital iraní) para rendir homenaje al médico húngaro Ignác Semmelweis, llamado “el salvador de las madres”, donde además se presentaron las estatuas de dicho galeno y de Avicena.
El primer libro que se publicó en Europa, incluida Hungría, fue la Biblia, y el segundo fue el Canon de Avicena. Este tema no sorprende a los europeos, ya que la ciencia lleva muchos años aprendiendo sobre prevención y curación de enfermedades gracias al libro de Avicena", afirmó el premier húngaro, Viktor Orbán.
"El primer libro que se publicó en Europa, incluida Hungría, fue la Biblia, y el segundo fue el Canon de Avicena. Este tema no sorprende a los europeos, ya que la ciencia lleva muchos años aprendiendo sobre prevención y curación de enfermedades gracias al libro de Avicena", afirmó el premier húngaro citado por la agencia estatal iraní IRNA.

Avicena (Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sīnā) nació en el año 980 en Bujará, Gran Jorasán, y falleció en 1037 en Hamadán. Fue un médico, filósofo, científico y polímata persa.
Escribió cerca de 450 libros sobre diferentes temas, aunque se centró principalmente en la filosofía y la medicina.
Sus textos más famosos son ‘El libro de la Curación’ y ‘El Canon de Medicina’, también conocido como el ‘Canon de Avicena’. Es además uno de los médicos más brillantes de todos los tiempos.
De acuerdo con el premier húngaro, Semmelweis y Avecina eran parecidos, ya que los dos lucharon contra los hábitos falsos y, a juicio de Orbán, la presentación de las estatuas de estos dos eminentes científicos es símbolo de la cooperación existente entre los dos países.

En alusión al científico húngaro, Orbán ha indicado que Semmelweis fue un médico revolucionario que quería saber la causa de las muertes entre las mujeres que se acababan de convertir en madres, y por fin encontró la explicación que buscaba descubriendo que la infección puerperal es la razón del 30 % de los fallecimientos entre las parturientas, y llegando a la conclusión de que dichas muertes se podían reducir significativamente si los sanitarios que atendían a las parturientas se lavaban las manos antes de atender los partos, una medida simple que no logró convencer a sus contemporáneos.
El premier húngaro ha agregado que Semmelweis fue muy criticado por su descubrimiento y su logro le fue reconocido póstumamente.
El titular húngaro se encuentra en Teherán, capital de Irán, desde el lunes encabezando una comitiva compuesta por cinco ministros y más de 120 empresarios y comerciales, a fin de ampliar las relaciones con el país persa.
tmv/anz/mrk