“Las dos obras primas del golpe fueron la extrema derecha, reflejada en (Jair) Bolsonaro y la destrucción de la centroderecha, del PSDB”, manifestó el viernes la exmandataria brasileña en un acto político en Río de Janeiro (suroeste).
Rousseff también consideró que el surgimiento de una extrema derecha es peligrosa para el mantenimiento de la democracia en Brasil.
De ahí que señaló la importancia de las elecciones presidenciales previstas para el próximo año, en las que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva es favorito, pero enfrenta algunas causas judiciales en su contra.
Es más, la Justicia brasileña ya condenó a Lula a nueve años y medio de prisión por su implicación en delitos de corrupción, acusaciones que el político ha rechazado, ya que las cataloga como una maniobra para impedir su vida política.
Las dos obras primas del golpe fueron la extrema derecha, reflejada en (Jair) Bolsonaro y la destrucción de la centroderecha, del PSDB”, manifestó la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff.
En otro momento de sus declaraciones, Rouseff dijo que en 2018 está en disputa si el golpe se reproduce o se contiene, e insistió en la participación activa del pueblo en los referidos comicios.
“Se tiene mecanismo de intervención que lo barren o se continúa. Esto es un proceso importantísimo. Todo lo que está en cuestión es lo que viene después, lo que haremos después, lo que construiremos después”, agregó.
El “golpe de Estado” contra la expresidenta comenzó a gestarse en 2015 por supuestamente “haber maquillado” cuentas públicas a través de las llamadas “pedaladas fiscales”. Al concluir un largo "impeachment", el 31 de agosto de 2016, el Senado de Brasil declaró a Rousseff culpable de corrupción, con 61 votos a favor y 20 en contra, y ordenó su destitución definitiva.
Tras la destitución de Rousseff, Michel Temer asumió el cargo, no obstante, este ha recibido constantes críticas por sus medidas económicas, polémicas decisiones y vinculación en casos de corrupción.
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