El nuevo presidente, Javier Milei, asumió el cargo prometiendo una nueva era, sin embargo, con una dura advertencia a los ciudadanos argentinos para que se preparen para dolorosas medidas de austeridad, acusando al gobierno anterior de dejarle una herencia nunca antes vista.
El gabinete fue la primera víctima del llamado política de reducir el gasto público, pues, Milei firmó el decreto de la designación de 9 ministros de los 22 al eliminar ministerios sensibles como la educación y el trabajo, entre otros. A su vez, el vocero presidencial, Manuel Adorni, durante una conferencia de prensa, abordó los desafíos económicos del país, prometiendo cambios pero sin profundizar en el tema.
La investidura del flamante presidente fue también controvertida por notables ausencias de invitados, como tal son sus homólogos de la región.
Aún más sorprendente de las ausencias fue la presencia del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, con quien además mantuvo una reunión bilateral. Al contrario de todos sus antecesores, el flamante presidente se queda silencioso sobre la disputa de las islas Malvinas.
Pese a todo lo prometido, la incertidumbre se hace presente en estos próximos cuatro años en Argentina, la tercera economía más grande de América Latina, que sufre severos desafíos económicos, una inflación anual del 140 por ciento, y con el 45 por ciento de los argentinos viviendo en condición de pobreza.
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