La Organización Europea-Saudí para los Derechos Humanos (ESOHR, por sus siglas en inglés) reveló en un informe publicado el sábado que desde que Salman llegó al poder en el año 2015 ha habido un aumento significativo en las ejecuciones de menores, de modo que al menos 10 niños han sido ejecutados y otros cuatro están condenados a muerte y a la espera de que sean ejecutados.
El reporte revela que además del adolescente Murtaja Qureiris, quien su condena a muerte está casi confirmada, hay otros tres niños que están condenados a la pena capital y que en ninguno de los casos ha habido evidencias suficientes en contra de ellos.
Casi en todos los casos, recuerda ESOHR, contra los acusados han sido presentados cargos falsos o hay una carencia muy palpable de evidencias que justifiquen una pena capital y se sospecha que la dureza de sus sentencias se debe a que todos ellos han sido participes en las protestas contra los Al Saud.
Aún más preocupante, afirma la oenége, es el hecho de que uno de los 10 niños ejecutados, Ali Al Rabah, había sido ingresado en un centro de rehabilitación y había salido con evaluación, significando que podría volver a la sociedad y no representaba ningún peligro para Arabia Saudí, pero que aun así el rey Salman ordenó su ejecución apenas un año tras ingresar al poder.
Arabia Saudí, uno de los países del mundo donde más se aplica la pena de muerte, ha multiplicado las ejecuciones desde que Muhamad bin Salman Al Saud fue nombrado príncipe heredero en 2017.
Organizaciones pro derechos humanos como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) han denunciado en reiteradas ocasiones el aumento exponencial de la represión, las detenciones y las penas de cárcel contra activistas a los que, además, se somete a brutales torturas, agresiones sexuales incluidas.
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