Su desaparición y el dilema de que podría haber sido torturado y asesinado por las autoridades de Arabia Saudí, han provocado masivas protestas y la denuncia de ciertos países y organizaciones internacionales.
Hasta incluso los aliados occidentales de Riad se han sumado a las condenas, si bien aún no han presionado, en realidad, a Arabia Saudí para aclarar el caso.
Según dice el analista político Gaudi Calvo, esto se debe a que dichos países —como los mayores proveedores de armas para Riad— no quieren perder sus grandes negocios con la monarquía árabe.
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