En declaraciones a reporteros en la Casa Blanca, el mandatario estadounidense ha anunciado este sábado que su Administración ha impuesto nuevas medidas coercitivas contra Irán en respuesta al derribo de un dron de espionaje y reconocimiento estadounidense que se adentró el jueves en el espacio aéreo iraní.
Del mismo modo ha insistido en que las sanciones unilaterales de EE.UU. contra Irán —que según los expertos violan las normativas internacionales y son, por ende, ilegales— tienen como su único objetivo “impedir que Irán consiga un arma nuclear”.
El mandatario republicano, conocido por su retórica bélica contra Teherán, ha expresado, no obstante, su deseo de “empezar de nuevo” con Irán y hacer que “Irán vuelva a ser grande”, aludiendo a su eslogan electoral “Make America Great Again” (Haz América grande otra vez), y se ha mostrado dispuesto a negociar con las autoridades iraníes.
Las contradicciones de Trump no tienen fin: ha hablado de diálogo, pero de seguido recuerda que Estados Unidos aún tiene sobre la mesa las opciones militares contra Irán y que no dudará en usarlas si llega a considerarlo necesario.
En varias ocasiones Trump ha hecho ofertas de diálogo a Irán, no obstante, el país persa subraya que la salida de EE.UU. del acuerdo nuclear sellado en 2015 entre Teherán y el Grupo 5+1 (entonces integrado por EE.UU., el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania) demuestra que Washington no es de fiar, por lo que descarta la posibilidad de sentarse de nuevo a la mesa de diálogos con ese país.
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De hecho, las autoridades iraníes han dejado claro que Teherán no puede volver a la mesa de diálogo con un país que ha demostrado que no es de fiar pues no mantiene sus acuerdos. El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, calificó de “veneno” las negociaciones con Washington y rehusó entablar negociaciones.
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