El informe publicado este viernes por el diario estadounidense Washington Post, además de poner de manifiesto los desafíos políticos y económicos a los que se enfrenta la familia Al Saud por la guerra que lanzó el 26 de marzo contra Yemen, subraya la presión creciente que se ejerce sobre Riad, incluso por parte de sus aliados, por el alto número de bajas civiles causadas en el conflicto.
Esta guerra está sangrando a los saudíes en lo militar, lo político y lo estratégico”, ha declarado Farea al-Muslimi, analista yemeni del Centro Carnegie para Oriente Medio (CMEC, por sus siglas en inglés), citado por Washington Post.
“Esta guerra está sangrando a los saudíes en lo militar, lo político y lo estratégico”, ha declarado Farea al-Muslimi, analista yemeni del Centro Carnegie para Oriente Medio (CMEC, por sus siglas en inglés), citado por Washington Post.
En referencia a las cada vez mayores grietas abiertas en la coalición de monarquías del Golfo Pérsico, que en su mayoría están ayudando a Arabia Saudí en la guerra, el informe constata que “los agresores no son capaces de hallar una solución digna a la costosa crisis de Yemen”.
La agresión saudí a Yemen, que ha causado la muerte de al menos 6090 yemeníes —entre ellos, 1698 niños y 1038 mujeres—, ha provocado la ira de numerosos organismos internacionales pro derechos humanos, por lo que sus aliados más estrechos, como Estados Unidos y el Reino Unido, tienen grandes dificultades para mantener su apoyo al régimen de los Al Saud en su campaña militar contra el pueblo yemení, observa el escrito.
Asimismo, resalta que países como Egipto y Paquistán han rechazado la petición de Riad de desplegar tropas en suelo yemení para ayudar a las fuerzas afines al expresidente fugitivo Abdu Rabu Mansur Hadi en la guerra contra el Ejército yemení, respaldado por el movimiento popular yemení Ansarolá y las fuerzas populares.
A esto se suma que la ofensiva militar contra Yemen ha exacerbado la lucha por el poder entre los miembros de la dinastía saudí, de manera que el actual monarca, Salman bin Abdulaziz Al Saud, recibe con frecuencia cartas de protesta de la familia real por la grave situación económica que sufre el reino a causa de la guerra contra Yemen.

“Es todo algo turbio, pero la agresión saudí ha generado una competencia por el poder en la Casa Al Saud”, afirmado otro analista del CMEC, Yezid Sayigh.
El Consejo Supremo Revolucionario de Ansarolá exigió el jueves a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que asuma su responsabilidad y frene los ataques de Riad contra su país.
Un reciente informe de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos pone de manifiesto que cuatro de cada cinco yemeníes —o lo que es lo mismo, 21 millones de personas—, necesitan ayuda humanitaria urgente, mientras 1,7 millones de menores sufren riesgo de malnutrición.
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