“Algunos nos dicen ‘ustedes enviaron combatientes sirios a Nagorno Karabaj’. Nosotros no tenemos una agenda así (...) los combatientes sirios ya tienen mucho por hacer en su país, no irán [a Nagorno Karabaj]”, ha afirmado este miércoles el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en un discurso en la reunión del grupo parlamentario del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), en Ankara (la capital).
Sus declaraciones se han producido después de que varios países y observadores afirmaron en las últimas semanas que mercenarios proturcos que luchan contra el Gobierno y el Ejército de Siria participaban en los enfrentamientos entre las fuerzas armenias y las tropas azerbaiyanas en Nagorno Karabaj.
Desde el primer momento del reavivamiento de tensiones, el Ministerio armenio de Defensa denunció la participación de Turquía en los ataques aéreos y de artillería de Azerbaiyán contra esa región fronteriza, y acusó a Ankara de trasladar terroristas extranjeros a Azerbaiyán.
En su alocución, el presiente turco ha criticado las acciones del Grupo de Minsk— que copresiden Rusia, Francia y EE.UU. — en respuesta a la crisis de Nagorno Karabaj, y ha enfatizado que el grupo ha retrasado la resolución de la disputa territorial sobre el referido enclave.
Anteriormente, Erdogan había rechazado las acusaciones del presidente francés, Emmanuel Macron, que a principios de este mes declaró que Ankara había enviado combatientes sirios a la región, y acusó a Turquía de cruzar una “línea roja”.
Los enfrentamientos en Nagorno Karabaj, que estallaron el 27 de septiembre, han desatado una de las crisis más graves en esa región desde la tregua de 1994.
Turquía anunció que apoyaría a Azerbaiyán, con todos los medios a su disposición. A medida que se agudizan las tiranteces entre Bakú y Ereván, distintos expertos opinan que cualquier movimiento de guerra total podría arrastrar a las principales potencias regionales, como Turquía.
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