Se trata de dos ataques realizados con aeronaves no tripuladas (drones) estadounidenses en el país africano los pasados febrero y marzo, asaltos en los que murieron siete civiles, entre ellos un niño.
El primer ataque se realizó el 2 de febrero, cuando un proyectil aéreo lanzado por un dron estadounidense impactó contra una casa en Yibil, un pueblo de la región sureña de Medio Juba; en el suceso murió una mujer y resultaron heridos dos de sus hermanas, sus hijos y su abuela.
A este respecto, el Mando África de EE.UU. (Africom, por sus siglas en inglés) reportó entonces, en un comunicado, que el referido ataque se había llevado a cabo y que en el mismo había sido abatido “un terrorista” y ningún civil había muerto.
El segundo ataque se produjo el 10 de marzo, cerca del pueblo de Yanale, cuando las fuerzas estadounidenses bombardearon la zona con un dron, que acabó con la vida de seis personas que iban a bordo de un minibús, incluido un niño de 13 años. No obstante, el Africom volvió a decir, en una nueva nota, que en dicho asalto “cinco terroristas” habían caído, además de señalar que se encontraba investigando reportes de que había habido víctimas civiles, pero no se volvió a pronunciar sobre este incidente.
La querella de la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) de este martes se produce mientras un informe de Amnistía Internacional (AI) acusó el 19 de marzo de 2019 al Ejército de EE.UU. de ocultar las víctimas civiles de sus ataques, y advirtió que los ataques aéreos estadounidenses, que desde 2017 han dejado al menos 14 civiles muertos –la cifra real es mucho mayor, recordó el organismo–, podrían considerarse crímenes de guerra o violatorios del derecho internacional humanitario.
Por ello, HRW se hace eco de las peticiones de los familiares de las víctimas, que piden al mando estadounidense que “deje de matar a civiles” y se asegure bien de que sus objetivos son terroristas antes de emprender los ataques. Asimismo, solicitan una compensación y reparación por las pérdidas.
“Contactar con los civiles que buscan reparación no solo es lo correcto, sino que también ayudará a que sus evaluaciones de las víctimas civiles sean más precisas”, ha afirmado la directora para el Cuerno de África de HRW, Laetitia Bader.
La presencia militar de EE.UU. en Somalia se ha duplicado después de que el presidente del país norteamericano, Donald Trump, ordenara la intensificación de los ataques contra las supuestas posiciones del grupo terrorista Al-Shabab, afiliado a la banda extremista EIIL (Daesh, en árabe), en este país de África Oriental. En noviembre de 2018 un ataque aéreo de EE.UU. acabó con la vida de más de 100 somalíes.
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