El ministro de Petróleo y Recursos Minerales de Siria, Basam Tomeh, informó el miércoles que, desde el inicio de la guerra contra Siria en 2011, el sector que dirige sufrió, de forma directa, 3 mil millones de dólares en pérdidas por los bombardeos aéreos de la llamada coalición anti-Daesh, y otros 19,3 mil millones por los daños en sus equipos e instalaciones.
Agregó que los ataques han provocado también unos 72 mil millones de dólares en pérdidas indirectas para la industria petrolera.
Al respecto, explicó que Siria pudo realizar el año pasado la refinación de unos 130 mil barriles del crudo, mientras necesita refinar 250 mil barriles.
De acuerdo con el titular sirio, Damasco no consiguió suministrar al 60 por ciento de los ciudadanos las raciones de combustible necesarias para calefacción, debido a las medidas coercitivas impuestas en su contra que obstaculizan el suministro de derivados del petróleo.
Siria denuncia que estas medidas tienen como objetivo asfixiar a la población civil, privándola de alimentos, medicinas, equipos médicos básicos y combustible; además de impedir la reconstrucción y el regreso de los desplazados.
El petróleo sirio ha convertido a Siria en un lugar atractivo para varios países, entre ellos EE.UU. De hecho, el crudo podría ser el factor más importante del comienzo y la prolongación del conflicto armado en Siria.
A pesar del rotundo rechazo del Gobierno de Damasco a la ilegal presencia de EE.UU. en Siria, Washington, además de sus ataques, ha estado reforzando su presencia militar en el este y el noreste del país árabe bajo el pretexto de “proteger” las zonas petroleras de los grupos terroristas, pero, en realidad, lo que busca es extraer el crudo, el gas y los recursos naturales.
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