“La promoción de la iranofobia y la creación de tensiones en las relaciones de Irán con sus vecinos son las principales estrategias seguidas por el régimen sionista” en la región, ha afirmado este lunes el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamjani, en una reunión de embajadores iraníes y jefes de misiones diplomáticas en los países vecinos.
Shamjani ha puesto de relieve que cualquier presencia del régimen israelí en el Golfo Pérsico es un factor de crisis y perjudicial para los intereses de los países y naciones de la región.
En este contexto, el responsable persa ha enfatizado también en la necesidad de adoptar estrategias, que conduzcan a una mayor sinergia y convergencia entre los países de la zona, especialmente entre Irán y sus vecinos.
Tras subrayar la importancia de eliminar las tensiones e incluso los malentendidos entre los actores de la zona, el funcionario iraní ha recalcado que el desarrollo de la cooperación, especialmente en los campos económicos, defensivos y de seguridad, así como la promoción de la asociación estratégica, son las prioridades más destacadas de la política exterior de Irán con respecto a sus vecinos.
Señalando el declive del poder hegemónico de Estados Unidos, en paralelo con el creciente desarrollo de las potencias emergentes, Shamjani ha dicho que estas condiciones han causado cambios fundamentales y generado nuevas tensiones y grandes rivalidades con Washington a nivel mundial.
El alto funcionario de seguridad iraní ha hecho referencia a la derrota de la llamada política de “máxima presión” que impulsa el país norteamericano y sus aliados contra la nación iraní como uno de los casos más importantes a escala global.
La normalización de las relaciones de varios países regionales como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Baréin con Israel es una de las razones principales de la creciente de la presencia del régimen de Tel Aviv en Asia Occidental y en particular, en el Golfo Pérsico.
Esta normalización es condenada, en duros términos, por muchos países de la región y sus detractores lo consideraron una “puñalada por la espalda” al pueblo palestino, que sufre más de siete décadas de agresiones, crímenes y ocupación a manos del régimen israelí.
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