El mandatario iraní ha inaugurado, este jueves, a través de videoconferencia, tres grandes proyectos petroquímicos por valor de mil millones de euros en las sendas provincias de Ilam, Azerbaiyán Occidental y Hamedan.
En el acto, Rohani ha hecho notar que, durante el embargo económico, todo el país persa se ha convertido en un gran taller en el que cada uno trabaja. Además, ha asegurado que el 70 % de los proyectos petroquímicos de Irán es de fabricación nacional, lo que “es un gran golpe para la arrogancia global” que quería aislar al pueblo iraní, ha dicho.
“La vida de esta guerra [económica] ha terminado y quien tomó el mando maligno de esta guerra [Donald Trump] está en las últimas semanas de su vida política […] Nadie puede hablar contra esta nación porque nunca sucumbirá a las conspiraciones”, ha aseverado Rohani y precisado que la hostilidad de los enemigos hacia la nación iraní radica en la autosuficiencia alcanzada por el país persa en varios campos.
Efectivamente, conforme al jefe del Ejecutivo iraní, el enemigo quería reducir los ingresos petroleros de Irán, pero ahora el país persa exporta gasolina y diésel, mientras que antes los importaba.
Además, Rohani ha señalado que sanciones antiraníes son un producto conjunto del sionismo, los reaccionarios y los extremistas de EE.UU., por tanto, exhorta el presidente, “no debemos permitirles que continúen con sus planes opresivos, erróneos e ilegales”.
Estados Unidos dirige una política de “máxima presión” contra Irán desde mayo de 2018, cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, retiró unilateralmente a su país del acuerdo nuclear firmado en 2015 con Irán —de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés)—.
Las autoridades iraníes rechazan las sanciones estadounidenses, al que consideran un “terrorismo económico” por afectar al pueblo, pero aseguran que las presiones nunca podrán doblegar a la nación iraní.
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