En medio de una catástrofe humanitaria sin precedentes y bajo duras críticas internacionales, el presidente del régimen israelí, Isaac Herzog, ha realizado este miércoles su primera visita a la Franja de Gaza desde el inicio del genocidio, el 7 de octubre de 2023.
La presencia del presidente sionista en el territorio devastado por los bombardeos indiscrimados del ejército de ocuación israelí ha sido presentada por los medios hebreos como una muestra de “compromiso humanitario”, pero plantea serias dudas sobre la verdadera intención: ¿estamos ante el primer paso oficial hacia la ocupación total de Gaza?
Durante su recorrido, Herzog aseguró que “Israel actúa conforme al Derecho Internacional” y que “proporciona ayuda humanitaria”. Sin embargo, sus declaraciones llegan en un momento en que el mundo atestigua que su régimen ha impuesto un bloqueo total a la ayuda, ataca los centros de distribución y causa cientos de muertes entre quienes buscan desesperadamente algo para comer.
La realidad en Gaza contradice el discurso oficial. En las últimas 24 horas, al menos diez personas han muerto de hambre, y se estima que en las últimas semanas cerca de 900 palestinos han perdido la vida mientras hacían fila para recibir una ración de ayuda. Las escenas de hambre masiva, niños esqueléticos y cadáveres en las calles son el telón de fondo de esta controvertida “visita presidencial”.
Lejos de ser un gesto de solidaridad, la llegada de Herzog —acompañado por tropas y funcionarios de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza, financiada por Israel y EE.UU.— refuerza el temor de que el régimen israelí se prepara para declarar el control total sobre Gaza, no como ocupante, sino como “administrador humanitario” en un territorio totalmente reducido en ruinas, donde unos 60 000 personas han sido asesinados y miles otros se encuentran sepultados. Una narrativa que intenta blanquear lo que muchos ya califican como limpieza étnica y anexión encubierta.