Una amenaza de muerte por inanición se cierne hoy sobre más de 2 millones de personas en la Franja de Gaza. Líderes y organizaciones globales lo denuncian una y otra vez, pero el régimen sionista parece tener oídos sordos ante las condenas.
La comunidad internacional fustiga la hambruna que ya empieza a provocar la muerte a los gazatíes, víctimas del bloqueo israelí que limita el flujo de alimentos hacia el enclave, devastado por la guerra en curso desde octubre de 2023.
A tono con las palabras del mandatario galo, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) considera que el 100 % de la población de la Franja está en riesgo de morir de hambre, de continuar las condiciones actuales.
Otras figuras internacionales sugieren prestar más atención a las denuncias de las víctimas en el terreno, y menos a las declaraciones de los propios atacantes y sus socios occidentales.
Los habitantes de Gaza sufren el colapso humanitario y la hambruna, frente a la casi nula entrada de camiones con suministros en la Franja. Líderes políticos y ONGs cuestionan la caótica distribución de comida, a manos de una organización gestionada por Israel con apoyo de EE.UU., que hoy juega un rol incompatible con los principios humanitarios.
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