Publicada: martes, 3 de enero de 2023 21:37

Yamal Jaafar Ibrahimi, conocido como Abu Mahdi al-Muhandis, prefería el anonimato y la discreción en la vida a pesar de ser uno de los comandantes militares más poderosos e influyentes de Irak.

Era subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), un grupo militar de la Resistencia iraquí. Desempeñó— junto con de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani— un papel relevante en la lucha y luego erradicación de la banda takfirí Daesh de Irak.

A pesar de su alto estatus en la Resistencia y el heroísmo en el campo de batalla, se consideraba un “soldado” del general Soleimani, quien fue martirizado el 3 de enero de 2020 en un ataque de drones de EE.UU., autorizado por el presidente Donald Trump.

En un documental transmitido por la televisión estatal de Irán en abril de 2017, el célebre comandante militar iraquí sonrió mientras hablaba sobre su camaradería con el general Soleimani, cariñosamente llamado “Hach Qasem”, su estrecha asociación con la Revolución Islámica y su admiración por el imám Jomeini, fundador de la República Islámica de Irán.

Al-Muhandis afirmó que ser el "soldado" del general Soleimani era una "bendición de Dios", al tiempo que expresó su compromiso con el sistema Velayat e Faqih (Tutela del Jurista Islámico).

No es exagerado decir que este comandante iraquí es un símbolo de la unidad y la cooperación entre Irán e Irak, que las arrogantes potencias occidentales han tratado socavar durante mucho tiempo, incluso utilizando peones y títeres como Saddam Hussein.

Abu Mahdi al-Muhandis es el epítome de la valentía, la piedad, el patriotismo y la constancia. Lo demostró expulsando a los terroristas de Daesh de Mosul o ayudando a las personas afectadas por las inundaciones en Juzestán, en el suroeste de Irán.

Los vínculos del famoso comandante iraquí con Irán y la Revolución Islámica se remontan a la Guerra Irán-Irak en la década de 1980, cuando el régimen baazista infligió un horror incalculable a los iraníes utilizando armas químicas y biológicas suministradas por europeos y estadounidenses.

Luchó junto al ejército iraní contra el régimen de Saddam Hussein y los muyahidines (MKO), un grupo terrorista militante responsable de decenas de miles de muertes en Irán. MKO está ahora bajo la protección del complejo industrial militar estadounidense en Albania.

Pero el enfoque de Al-Muhandis estaba en su lucha sin restricciones contra el grupo terrorista Daesh en Irak, incluso mientras operaba bajo el mando de lo que orgullosamente consideraba su “comandante”, el general Soleimani.

Ya sea la prolongada batalla en Faluya, que marcó la primera incursión de Abu Bakr Al-Baghdadi (exlíder de Daesh) hacia el establecimiento del autoproclamado “Califato Islámico” en 2014, o la sangrienta campaña militar en Mosul, en la que el grupo terrorista desató indecibles horror y destrucción, Al-Muhandis estuvo en primera línea, mientras el general Soleimani dirigía las operaciones contra esta banda extremista.

Los dos comandantes antiterroristas se complementan a la perfección e inspiran tanto a los soldados como a los combatientes voluntarios mientras lideran la lucha en el frente en las condiciones más duras y obstáculos formidables.

“La Unidades de Movilización Popular de Irak no podría haber llevado a cabo una operación a tan gran escala sin el apoyo de la República Islámica de Irán, sobre todo del ayatolá Seyed Ali Jamenei, quien ordenó a la fuerza de Quds que respaldaran” los iraquíes contra el terrorismo, aseguró Al-Muhandis en una entrevista con Al-Mustaqbal después de la liberación de Tikrit en abril de 2015, reconociendo el apoyo militar, de inteligencia y logístico de Irán.

El valiente comandante elogió el decreto histórico del principal clérigo del país, el ayatolá Saeed Ali Sistani, que insta a la juventud iraquí a luchar contra Daesh después de que el grupo terrorista fuera destruido en Irak.

La gloriosa victoria del eje de la Resistencia contra Daesh dio testimonio elocuente de la visión estratégica del alto clero tanto en Irán como en Irak.

Al-Muhandis tenía la mayor consideración tanto por el ayatolá Jamenei como por el ayatolá Sistani. El líder de Irán le dijo una vez que lo recuerda por su nombre en las oraciones de cada noche. Eso demostró admiración mutua entre ellos.

Sin embargo, a pesar de, o debería decir, debido a su heroísmo en el campo de batalla contra el grupo terrorista Daesh, Al-Muhandis fue designado como un “terrorista” por los Estados Unidos, lo que da crédito a los informes de estrecha connivencia entre los EE.UU. y Daesh.

“Es un terrorista designado. Así es como pensamos. Pero está allí, así que hay que rendirle cuentas”, dijo el coronel Steve Warren, portavoz de las fuerzas de la llamada coalición liderada por Estados Unidos, citado por el Wall Street Journal en junio de 2016.

El informe del WSJ en ese momento describió a Al-Muhandis como un “líder singular, que organiza la logística y los planes militares” para Al-Hashd Al-Shaabi, además de ser la “mano derecha” del general Soleimani.

Si bien la asociación del legendario comandante militar iraquí con Irán y el general Soleimani ha sido ampliamente documentada, también compartió vínculos estrechos con otros líderes del eje de la Resistencia, desde Palestina hasta Yemen y El Líbano.

En una entrevista con la emisora libanesa Al-Mayadeen en enero de 2017, este comandante iraquí admitió que Al-Hashd Al-Shaabi se había “beneficiado enormemente” del apoyo de Hezbolá, en términos de armas, entrenamiento y planificación, que según dijo resultó fundamental en la preparación en los combates contra la agrupación de Daesh.

En un nivel más personal, Al-Muhandis dijo que estaba “honrado” de compartir una relación “de larga data” con el jefe de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, y lo llamó “líder del eje de la Resistencia”.

También elogió a dos famosos comandantes militares de Hezbolá, Imad Mughniyeh y Mustafa Badreddine, llamándolos “grandes mártires”.

“Los objetivos de Irán, Hezbolá y Al-Hashd Al-Shaabi son preservar la tierra, poner fin a las guerras y restaurar la estabilidad en la región”, afirmó en la entrevista.

Sin embargo, el vínculo de Abu Mahdi con la República Islámica fue el más especial e inquebrantable, reflejado en sus sinceros comentarios en la entrevista de abril de 2017 con la televisión estatal de Irán.

Hablando en farsi con fluidez, Al-Muhandis expresó su deseo de ser enterrado en Behesht e Zahra, el extenso cementerio en el sur de Teherán, hogar de decenas de miles de mártires iraníes.

Junto con sus camaradas iraquíes asesinados en el ataque del 3 de enero de 2020, Al-Muhandis fue enterrado en el cementerio de Wadi al-Salaam en la ciudad sagrada iraquí de Nayaf, después de una despedida increíblemente hermosa de millones de personas tanto en Irán como en Irak.

“Vivir en los corazones que dejamos atrás no es morir”, escribió el poeta escocés de principios del siglo XIX Thomas Campbell. Al-Muhandis vive a través de su legado y de la causa por la que él y su héroe, el general Soleimani, vivieron, lucharon y dieron sus vidas.

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Por Seyed Zafar Mehdi, periodista, comentarista político y autor radicado en Teherán. Ha informado durante más de 12 años desde India, Afganistán, Pakistán, Cachemira y Asia Occidental para publicaciones líderes en todo el mundo.