Publicada: martes, 11 de agosto de 2020 12:26

El líder del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) negó cualquier vínculo con la explosión acaecida el pasado martes en Beirut.

En un discurso televisivo, el secretario general de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, abordó el viernes las dimensiones de la gigantesca explosión que sacudió el martes Beirut (capital libanesa), ocasionada por unas 2750 toneladas de nitrato de amonio, y que dejó un saldo de al menos 158 muertos y miles de heridos y desplazados.

“Niego rotundamente cualquier vinculación de Hezbolá con el incidente (…) Hezbolá no tiene ningún depósito de armas ni nitrato de amonio en el puerto de Beirut”, declaró Nasralá en rechazo a los rumores sobre la explosión de unos almacenes de armas pertenecientes al movimiento que lidera.

Denunció que varios medios contrarios a Hezbolá han comenzado a difundir mentiras de que el hangar es un depósito de armas, misiles o municiones del movimiento de Resistencia, y que la detonación se llevó a cabo para aterrorizar al pueblo libanés y achacar a Hezbolá la responsabilidad de tal desastre en Beirut.

Nasralá pidió una investigación justa y transparente sobre el incidente, y dijo que los responsables del mismo no deben ser protegidos y deben enfrentar las consecuencias de sus actos, además de ser juzgados con todo el peso de la ley.

Dijo explícitamente que su movimiento, que perdió varios de sus partidarios, conoce mejor el puerto de Haifa que el puerto de Beirut.

Incluso, advirtió que “el puerto de Haifa es parte de la estrategia defensiva de la Resistencia”.

Hacía tiempo que un discurso de Nasrolá no suscitaba tantas reacciones por parte de Israel y obligaba a toda la clase política de dicho régimen a pronunciarse. Y eso sin contar con la cobertura mediática que atrajo la intervención.            

¿Cómo recibió Israel el mensaje de Nasralá?

El líder de Hezbolá dijo que su movimiento maneja información precisa sobre Haifa, enclave que Israel ocupó en 1948, y lo considera un importante salvavidas por ser el más grande de los tres puertos internacionales de la Palestina ocupada.

Las declaraciones del líder de Hezbolá respecto el puerto de Haifa han generado temor y preocupación entre los israelíes. Por su parte, analistas y expertos en temas políticos plantean los siguientes interrogantes: ¿por qué Nasralá pronunció tales palabras? ¿Cómo fueron recibidas por el régimen de Israel?

El mensaje de Nasralá llegó a los israelíes en un momento en que pensaban que lo sucedido en el puerto de Beirut conduciría a un declive en el poder político de Hezbolá.

Sin embargo, el líder de Hezbolá resolvió el asunto con su discurso, enviando un claro mensaje: “La tragedia de Beirut no cambiará las reglas de la lucha ni los planes de Hezbolá en lo tocante a su Resistencia frente al régimen de Tel Aviv”.

Tras el discurso del líder de Hezbolá, los medios israelíes indicaron: “Quien crea que Nasralá ha perdido la confianza en sí mismo después de este desastre, será mejor que lo reconsidere”.

La declaración de Seyed Hasan Nasralá de que conoce a la perfección el puerto de Haifa apunta a una gran preparación y un conocimiento profundo, por parte de Hezbolá, de las instalaciones vitales de la ocupación israelí.

Este movimiento hackeó los teléfonos móviles de los soldados israelíes en más de una ocasión y logró obtener información sensible acerca de Israel mediante el lanzamiento de aviones no tripulados (drones) de reconocimiento sobre los territorios ocupados palestinos.

¿Podría producirse una explosión como la de Beirut en el puerto israelí de Haifa?

El puerto de Haifa, construido en 1929, reviste de gran importancia comercial –por el mismo transitan 30 millones de toneladas de mercancías al año–, así como industrial, y en sus proximidades hay contenedores de amoniaco y plantas petroquímicas.

Los depósitos de Haifa albergan más 800 tipos diferentes de sustancias químicas peligrosas al pie de un distrito de un millón de habitantes. En el golfo de Haifa hay fábricas que son petroquímicas y cuentan con depósitos que contienen explosivos, entre ellos hay un depósito muy grande de amoniaco, justamente en el puerto de Haifa.

La ministra israelí de protección ambiental, Gila Gamliel, presentó un plan para trasladar las industrias y depósitos, sin embargo, tal medida tardaría en materializarse cinco años, aunque frente a la compleja actualidad generada por la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, resulta difícil prever que la propuesta tenga futuro.

Aunque algunos creen que no existen riesgos porque su almacenamiento se está llevando a cabo de una forma más adecuada, no debemos olvidar que hay materiales muy explosivos que, almacenados bien o mal, su concentración es muy elevada y pueden pasar accidentes.

El diario israelí Ynet informó que la palabra amoníaco es el término más temor infiere a los israelíes residentes en el puerto de Haifa.

El director del Centro de Investigación Ambiental de Haifa confirmó que el riesgo por concentrar materiales peligrosos cerca de una densidad de población requiere el cierre de todos los sitios de industrias inflamables en Haifa, incluso después de vaciar los contenedores de amoníaco.

No obstante, el evento en sí ya ha irritado a los israelíes, por eso han pedido eliminar los productos químicos peligrosos de la bahía de Haifa.

Los expertos israelíes creen que la amenaza “es grave”. El Centro de Investigación Ambiental de Haifa declaró que hay “1500 áreas de riesgo y 800 tipos de productos químicos peligrosos en la bahía de Haifa”.

Ahora Israel se encuentra ante dos problemas: poner fin a la situación actual, en la que Israel cuenta con muy pocos sistemas de defensa antiaérea, o elegir entre defender las instituciones militares y la infraestructura crítica; esta es una situación intolerable.

Sin embargo, el régimen de Israel tiene también otro problema. La superficie de los territorios ocupados por Israel es pequeña, lo que limita las opciones para trasladar algunas instalaciones.

Sea cual sea la decisión de Israel, el puerto de Haifa corre peligro. Haifa puede quedar destruida por una explosión causada por el almacenamiento de nitrato de amonio o puede ser blanco de un ataque de Hezbolá, tal y como amenazó Nasralá en febrero de 2016.

La resistencia libanesa, hoy en día, tiene una especie de bomba nuclear, ya que cualquier misil que lance contra los yacimientos de gas amoniaco en Haifa (norte de los territorios ocupados) causaría daños y víctimas innumerables, similares a un ataque nuclear”, alertó el líder de Hezbolá en aquel entonces.

Por lo tanto, antes de que sea demasiado tarde, el régimen de Tel Aviv debe reconsiderar su política hacia El Líbano y dejar de interferir en los asuntos internos libaneses, para que no sea objeto de los ataques de la Resistencia.

Por Mohsen Khalif Zade