“Como país afectado por las sanciones (...) pudimos controlar el brote del coronavirus (causante de la COVID-19) y, en 60 días, pasamos de ser un importador de equipos médicos y artículos necesarios, como mascarillas, a un productor y luego exportador”, ha subrayado este domingo Said Namaki.
El titular persa ha realizado tales declaraciones por videoconferencia durante la ceremonia de inauguración de una fábrica en la provincia central de Markazi, que produce acetaminofén y materias primas farmacéuticas, la primera de su tipo en la región de Asia Occidental.
Al respecto, Namaki ha aseverado que el país persa logró ahorrar 700 millones de euros durante el último año del calendario persa, al confiar en la producción nacional de medicamentos y productos farmacéuticos.
“Esta ha sido otra gran distinción de honor que brillará en la historia del país, que, en medio de las sanciones, pudo (...) convertirse en un exportador de mascarillas, medicamentos y desinfectantes”, ha agregado.
Las autoridades iraníes denuncian que, además del terrorismo económico y médico, EE.UU. comete “crímenes contra la humanidad” con sus sanciones en medio del brote de la COVID-19, pues sus embargos “constituyen un obstáculo y una medida inhumana que provoca sufrimiento y dolor” a la gente.
Pese a tal situación, Irán ha frenado casi por completo el avance de la propagación del coronavirus, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elogiado los esfuerzos del país persa a la hora de hacer frente a la pandemia.
Es más, Irán ha logrado varios avances en la producción de artículos médicos necesarios en la lucha contra el letal brote, como pone de relieve el hecho de que una compañía persa ya es capaz de producir, cada 45 minutos, un ventilador para el coronavirus, e incluso puede exportar un porcentaje de sus productos.
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