“En algunas áreas de Irak, las actividades terroristas aumentaron de forma cuantitativa después de que el Parlamento votara a favor de la expulsión de las tropas estadounidenses del país, porque EE.UU. usa al terrorismo como una carta de presión contra el Gobierno de Bagdad”, ha denunciado este domingo Intesar al-musawi, miembro de la coalición Al-Fath, una de las facciones políticas iraquíes con mayor número de diputados en el Parlamento.
Señala, asimismo, que “Estados Unidos va a utilizar todo lo que esté en su haber para invalidar la decisión del Parlamento iraquí o retrasar su implementación”. En resumen, no desean para nada sacar a sus fuerzas del país.
Al-Musawi ha asegurado que Estados Unidos apoya a Daesh y a todas las organizaciones extremistas, y lo avalan distintos informes.
La expulsión de los militares de Estados Unidos se planteó después de que, el 30 de diciembre, las fuerzas norteamericanas bombardearan varias posiciones del Movimiento de Resistencia Islámica de Irak, conocido como Kataeb Hezbolá, que forma parte de Al-Hashad Al-Shabi, en el distrito de Al-Qaim, en la provincia de Al-Anbar (oeste).
Sin embargo, la gota que colmó el vaso y aceleró el proceso fue el asesinato el 3 de enero del teniente general Qasem Soleimani,comandante de la Fuerza Quds, del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, y de Abu Mahdi al-Muhandis, subcomandante de Al-Hashad Al-Shabi, en un atentado perpetrado por Washington en Bagdad, capital iraquí, contra el convoy en el que viajaban.
La muerte del teniente general Soleimani ha generado un consenso contra Washington tanto en Irak como en el país persa. Varios movimientos iraquíes consideran que dicho ataque violó su soberanía, y han llamado a sus combatientes a “estar preparados” para una próxima batalla contra EE.UU.
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