“La autoridad religiosa suprema condena la agresión criminal que tuvo como blanco a varias fuerzas oficiales iraquíes y resultó en el martirio y las heridas de muchos”, anunció el lunes la oficina de la máxima autoridad religiosa chií en Irak, en un comunicado.
El domingo, aviones no tripulados (dron) de EE.UU. bombardearon varias posiciones de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) en el distrito de Al-Qaim, en la provincia de Al-Anbar (oeste).
Según el texto, “las prácticas ilegales llevadas a cabo por algunas partes” no deben usarse como una excusa para violar la soberanía del territorio iraquí.
En este mismo contexto, ha hecho hincapié en que solo las autoridades iraquíes tienen derecho de ocuparse de dichas prácticas y tomar las medidas necesarias para evitarlas.
El ayatolá Sistani también pidió a Bagdad que sume esfuerzos con el objetivo de prohibir cualquier intervención extranjera en los asuntos internos de Irak.
Al-Hashad Al-Shabi, que forma legal y oficialmente parte de las Fuerzas Armadas de Irak, justamente, se creó en 2014 por una fatwa (edicto religioso) del ayatolá Sistani, en que llamó al pueblo a luchar junto con las fuerzas del Gobierno contra los terroristas del EIIL (Daesh, en árabe).
A pesar de que Al-Hashad Al-Shabi ha desempeñado un rol clave en la lucha antiterrorista, EE.UU. ha adoptado una posición hostil hacia estas fuerzas populares: bombardea sus posiciones y les ha impuesto brutales sanciones. Eso demuestra más que antes los intentos de Washington para reforzar Daesh, en momentos en que Irak trata de acabar con los remanentes de esta banda takfirí.
Tras el ataque de EE.UU., el líder del Movimiento Sadr de Irak, Muqtada al-Sadr, enfatizó el lunes la necesidad de expulsar de inmediato a las “ocupantes” tropas estadounidenses del país árabe, cuyo Parlamento también pidió lo mismo al Ejecutivo de Bagdad.
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